El mejor centro médico, pero no es Lourdes
M. T., El directorio telefónico de Houston tiene 15 páginas en su sección de hospitales. Alrededor de 50 edificios forman el centro médico más famoso del mundo, en el que trabajan 50.000 personas. En un principio, hace 30 años, funcionaba sobre todo para el tratamiento de la polio, entonces la plaga más importante. Con el tiempo se ha convertido en la meca de las operaciones cardiovasculares y de la investigación oncológica. Aunque, a decir verdad, en el Centro Médico te lo pueden curar todo.
Cierto que es caro. Los médicos lo reconocen, pero añaden que más caro es morirse. Allí llega de todo: supermillonarios que se piden una suite en el piso 20 del Methodist Hospital y que agonizan servidos por camareros con pajarita, y gente media que se empeña hasta el cuello para pagar una operación, los gastos de la clínica y la estancia del acompañante en un hotel. En cualquier caso, el Centro siempre pide un fuerte adelanto para no pillarse los dedos con los clientes que una vez vivos y coleando se largan sin pagar. A los norteamericanos se les pide que estén en un seguro. Y quienes no tienen nada siempre pueden plantear su caso a Marvin Zindler, que es algo así como el Alberto Oliveras de la televisión norteamericana. Llega un caso grave a sus manos, lo saca en pantalla e inmediatamente los hospitales se ofrecen para solucionar el asunto. Es una forma de funcionar a la americana.
En el Centro Médico trabajan bastantes médicos españoles. Así, Carlos Vallbona, jefe del departamento de Medicina Comunitaria del Baylor College of Medicine, que tiene a su cargo los centros y hospitales que funcionan gratuitamente en los barrios más deprimidos, en donde realizan una gran labor; David Cardús, profesor de radioterapia, en el M. D. Anderson; Luis Rodríguez Rigan, profesor de endocrinología de la universidad de Texas; Roberto Campos, profesor de rehabilitación del Baylor; Antonio Aguirre, profesor de oftalmología de la Universidad de Texas; Marcos Zuazo, profesor de anestesia del Baylor; y Francisco Fuentes, profesor de cardiología de la universidad de Texas. Son éstos los médicos que están en el centro a dedicación completa; hay además muchos residentes y otros que ejercen la medicina particular.
Y están los hispanos, naturalmente: el doctor Trujillo, panameño, que además de jefe de investigación para el cáncer es director de la división de Medicina de Laboratorio en el M. D. Anderson Hospital, el más importante en problemas oncológicos. Aparte de sus actividades como presidente del Instituto de Cultura Hispánica, en donde contribuye a organizar actos patrióticos como vestir a algún prohombre del lugar y a su señora de Reyes Católicos durante la celebración del 12 de Octubre, el doctor Trujillo está seriamente involucrado en la investigación del cáncer, y especialmente en su prevención.
"El gran momento", dice, "llegará cuando podamos determinar en pacientes sanos si son propensos a contraer esta enfermedad, con lo cual una gran parte del camino estará hecho". Reconoce, sin embargo, que la gente es poco proclive a someterse a este tipo de exámenes. "Es más, tenemos la desgracia de que muchos vienen a Huston, sobre todo desde España, cuando les ha fallado todo, como si esto fuera Lourdes. Y hay enfermos terminales por los que nada se puede hacer ni siquiera aquí".
El doctor Trujillo coincide con los doctores Vallbona y Oró en que ha llegado el momento de iniciar en España la construcción de un complejo médico que podría convertirse en el Centro, con vistas a lo países latínoamericanos. "No es tan dificil", suspira Trujillo. "Ojalá pudiéramos planteárselo al Rey".
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