_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Arias

Me contaba el gran maestro Miguel Mihura (y cómo se le echa de menos en la rentrée teatral, que todo es gracia sin humor o humor sin gracia) de sus tiempos de bombero. Llegaba Mihura a la casa del siniestro, y lo primero, le preguntaba a la señora:-¿Señora, ha habido antes otros incendios en su familia?

Esto es lo que habría que preguntarle ahora a la familia Arias, la de los almacenes siniestrados. Y resulta que sí, que yo mismo estuve de reportero audaz en el primer incendio de Almacenes Arias, allá por los dorados, felices y franquistas 60. Una familia que tiene en sí el daimon del fuego, como Goethe tenía el otro, el suyo, lo primero que debe hacer es cerrar la tienda, máxime cuando el cierre les supone unos cientos de millones del seguro y otros cientos de millones de la venta del solar. Pero hete aquí que el Ayuntamiento socialista, o lo que queda de socialista en el Ayuntamiento, decide argumentar la expropiación del citado solar, para monumento o para lo que sea. De lo que se trata o trataba era de rescatar municipalmente todo solar de la zona centro que quede libre, para evitar que las multinacionales levanten allí un rascacielos. Lo de Almacenes Arias está fácil, tirado, pero las guerras intestinas y médicas del Consistorio van a dejar/permitir que los hermanos Arias hagan su negocio, y nos alegramos por ellos, pero lo lamentamos por Madrid. Bombero o no bombero, monumento o no monumento, el Ayuntamiento tiene ahí un espacio urbano que salvar de la especulación y la arquitectura salvaje. Pero la derecha municipal nunca repara en eso hasta que es demasiado tarde.

0 quizá sea que la derecha municipal, corno toda derecha, está educada en esa política apolítica del progreso indefinido (concepto que toman de la izquierda y lo manípulan), entendiendo por progreso indefinido el levantar un rascacielos en Montera, semiesquina Sol. Después de todo, han sido 40 años de tan brillante proyecto (sin proyecto) sugestivo de vida en común franquista. A esta derecha la parió Fraga, históricamente, y a Fraga lo parió Franco (históricamente). Quiere decirse que son insensibles a la recuperación humanista (qué palabra) del entorno, aunque critiquen mucho las farolas de Sol. A la derecha también habría que preguntarle si ha habido otros fuegos en su familia. Un suponer, el del 36.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_