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Reportaje:HISTORIA Y HOMBRES DE LA QUÍMICA CATALANA / Y 3

El león dormido

Cros cuenta con unos activos infravalorados superiores a los 100.000 millones de pesetas

ANDREU MISSÉ / XAVIER VIDAL-FOLCH, Cros parecía un león dormido, pero estaba sólo en duermevela. Como consecuencia de la rígida y calculada reconversión interna desarrollada en los últimos 15 años, ha conservado, ordenado y aflorado un enorme patrimonio inmobiliario. El valor de mercado del mismo, según estimaciones contrastadas, supera ampliamente los 100.000 millones de pesetas. Este secreto, compartido por muy pocas personas, ha sido uno de los elementos clave para la toma de posiciones de KIO en la compañía química.

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Cuando el representante de Kuwait Investment Office (KIO) en España y vicepresidente de Torras Hostench, Javier de la Rosa, telefoneó en julio al presidente de Cros, Francisco Godia, para pedirle información sobre el plan de reconversión de los fertilizantes, difícilmente podía prever todo el alcance de su contacto. Estaba fraguando entonces la toma de posiciones en ERT y quería profundizar en las posibilidades del sector. Para ello, acompañados del consejero-delegado de Cros, Juan Antonio Delgado, y del primer socio de De la Rosa, Narciso de Mir, se reunieron discretamente en el conventet, un palacete gótico que sirve de mansión a Godia en Barcelona, junto al Monasterio de Pedralbes.Una de las razones que acabaron de convencer al grupo kuwaití-español para acordar, tras sucesivas reuniones, el 29 de agosto, la compra de parte del paquete de Emilio Botín, en la residencia de éste frente a la bahía de Santander, fue la calidad y dimensión de los activos, producto de la particular reconversión interna de Cros.

Esta reconversión se ha realizado con habilidad y rigor. La declaración de pérdidas durante 10 años seguidos ha sido bien medida. Las indemnizaciones laborales se han amortizado anualmente, en lugar de hacerlo en varios años. La sociedad podía haber eliminado las pérdidas enajenando parte de sus activos.

Las tres razones

Pero Cros tenía un triple motivo para mantenerse prudente mente en números rojos. Debía aplicar una drástica reducción de plantillas (más de 3.000 empleos entre 1977 y 1986); negociar anualmente los precios de los fertilizantes con la Administración, y solicitar subvenciones para aplicar el plan de reconversión. Por las tres razones le convenía reforzar su imagen de empresa agobiada. Además, las normativas contables apenas permitían una gran revalorización de los terrenos. Y se salía de la crisis inmobiliaria de los años setenta: la percepción del carácter cambiante de este mercado agudizó la prudencia. Como resultado de su estrategia de saneamiento y del boom inmobiliario, Cros ha ido acumulando un verdadero imperio de solares estratégicamente situados en las más importantes ciudades españolas, y de naves industriales cerradas y vacías, eso sí, pero pintadas y mantenidas a la espera de mejor ocasión. Aunque no existe una valoración de mercado estricta, versiones contrastadas de técnicos de la empresa y de accionistas estiman que este inmovilizado supera largamente los 100.000 millones de pesetas.

Todas estas cuestiones no escaparon al implacable análisis desarrollado por el grupo Torras Hostench-KIO. El encargado de la auditoría fue Richard M. Robinson, manager de KIO en Londres- y consejero de Torras.

En la cifra de 100.000 millones no se incluyen los activos propios de la explotación industrial. Algunos de ellos tienen un valor de reposición importante, como la fábrica de Flix (40.000 millones, ya amortizada en sus dos tercios).

La explotación del patrimonio no utilizado constituye una de las actividades que se propone reforzar la renovada dirección de Cros. Esta línea de actuación ya se ha empezado en algunas de las plantas cerradas en los últimos años: las, de Sant Carles de la Rápita (Tarragona), Elviña (La Coruña), San Juan de Aznalfarache (Sevilla) Santander, Alicante, Lérida y Málaga. El esquema de actuación ha sido en todos los casos el mismo: vaciar las instalaciones, ordenar el territorio y urbanizar. Pero a ritmo lento por la falta de recursos.

Entre los proyectos iniciados destaca el polígono industrial, ya aprobado, en San Juan de Aznalfarache - 100.000 metros cuadrados-, muy próximo a la zona donde se celebrará la Exposición Universal de Sevilla en 1992.

En todos los casos -salvo el de la planta de Alicante- estos activos no sólo no se han enajenado, sino que figuran en el balance con precios antiguos, como ocurre con la sede social de Cros, en el paseo de Grácia, que se registra en los libros con un valor de 400 millones de pesetas, mientras que el precio de mercado de sus 10.500 metros cuadrados puede superar los 5.000 millones de pesetas.

Otra de las fincas más cotizadas está situada en el centro de Valencia, junto al antiguo cauce del Turia, en el nuevo paseo de Valencia al Mar: su extensión se eleva a 16 hectáreas. En Badalona, un acuerdo firmado con la Administración local permitirá al grupo disponer de seis hectáreas edificables, a cambio de cederle otras tantas. También en el cinturón bárcelonés, en La Llagosta, dispone de una finca de 60 hectáreas. Y el inminente cierre de la factoría de Madrid, en aplicación del plan de reconversión, dejará expeditas 10 hectáreas en el centro de Vallecas.

El análisis del balance y de la reciente historia de Cros revela algunas diferencias entre ésta y las otras dos grandes inversiones industriales de KIO en España, Torras y ERT. No es lo mismo entrar en una empresa valiosa, pero desquiciada, como era Torras -con el principal propietario huido, en situación de suspensión de pagos, y con una imagen deteriorada- o en plena renegociación de su deuda, como Explosivos, que entrar en una empresa con pérdidas, pero siempre perfectamente controlada por sus directivos y bien sujeta por la banca española. Algunos se comerán ahora los puños. Como el asesor del financiero italiano Carlo de Benedetti, que al comprar Mobiliaria Cros hace unos meses, rechazó sólo uno de los valores de su cartera: 400.000 títulos de la SA Cros.

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