Estrenos y experimentación con la guitarra
Tres temas especiales tuvieron atención en las jornadas del festival programadas en el castillo de Santa Bárbara: la música electrónica sueca, la guitarra con electroacústica y la improvisatoria con el Taller de Música Mundana. Lars Gunnar Bodin, compositor y director del Gabinete Electroacústico de Estocolmo, presentó obras suyas y de Lindgren, Johnson, Blomquist, Zwedburg y Hansan, todas ellas de estreno en España.
En conexión con la electroacústica, el concierto del guitarrista cubano Flores Chaviano -siempre inquieto y creativo- nos dio ocasión de conocer su reciente Villalobos 87, un alusivo y refinado homenaje al gran músico brasileiro, así como Guit-trónica, de Carlos Cruz de Castro, que sabe unir orden e inconformismo, conservando las características peculiares de las distintas fuentes sonoras: guitarra y electrónica, en este caso. El programa lo completaban Nairda, del asturiano Avelino Alonso; Yantra I, del habanero Sergio Barroso, y Cánones a Galileo, del barcelonés Mestres-Quadreny, cada uno de ellos en un plano estético-técnico diverso, desde la integración posnacionalista de Barroso al refinamiento imaginativo de Alonso.El Concierto de papel, a cargo del Taller de Música Mundana de Llorenç, Barber, ha sido lo más lejano a la música tradicional y casi exclusivamente sonora de todo el festival. Dentro de un tono lúdico / ritual y sirviéndose casi exclusivamente de papel o instrumentos de papel como elemento sonoro, decorativo y de acción, el Concierto exalta la improvisación de un equipo Barber, Fátima Miranda, Francisco Estévez y Alfredo Cardá- en un diálogo o "toma y daca", como ellos dicen, de gran naturalidad, viveza y poder anticontaminante. Ni los previamente más reacios se sintieron a disgusto con el bien medido y libre quehacer de los músicos mundanos que acaban de lanzar en disco su Concierto de papel.
No cabe olvidar la actuación del grupo Barcelona 216, cuya temprana calidad hace prever un espléndido futuro a la formación que dirige Ernest Martínez Izquierdo. Junto a un interesante "estreno absoluto" Helmints, de Josep Nuix (Barcelona, 1955), página más objetiva de lo que sugería la reproducción del párrafo de Lovecraft, llamó la atención por su vivo espíritu dramático Suena de Albatros, de García Demestre el feliz autor de la ópera Para ti, soledad sin nombre, estrenada la pasada temporada en Bellas Artes. El buen pulso y el pensamiento estructural de Albert Llanas en su BXR 5 y la seguridad de trazo, dentro de una manera puramente camerística, de Martínez Izquierdo completaron el breve panorama de los músicos barceloneses.
Como Hans Rosbaud, la personalidad de Ernest Bour (Thionville, 1913) constituye por sí misma un enorme capítulo en la historia de la música del siglo XX. Quien estrenara Cosmogonía, de Messiaen, en 1947, y Lontano, de Ligeti, 20 años después, continúa en la brecha y ha tenido a su cargo, frente a la excelente Orquesta de Cámara de Holanda, los conciertos de clausura del tercer festival. En el primero ofreció el estreno mundial de los Movimientos, de Adolfo Núñez (Madrid, 1954), cuya plural formación en el Conservatorio de Madrid de técnica electroacústica y de ordenadores en Estados Unidos se refleja -sin mayor retérica- en el discurso evolutivo y bien tramado de sus Movimientos o, como el autor dice, procesos. Estreno en España, era Pulsar, de Tomás Marco, sobre el que escribí desde Metz con ocasión de la primera mundial en noviembre de 1986.
Pulsación
La doble significación de pulsación musical y estelar preside la idea de la obra, cuya versión aquí (con orquesta un poco reducida) resultó más fría y esquemática que cuando la dirigió Porcelijn. Los monólogos del griego Dimitri Terzakis (Atenas, 1938), excelentemente cantados por la soprano americana Sue Parchel, giran todavía en torno al pensamiento nacional, en tanto el holandés Will Eisma consiguió más brillantez que nuevas formulaciones en su MetseIwerk William Susman, de Chicago, en su TV (Trailing vortices), logra un tipo de variación fisico-acústica de gran grafismo sonoro. De las tres obras seleccionadas en la Semana Gaudeamus, la parte más interesante correspondió al holandés David Coopoolse (1960), en una suerte de neomahlerismo que debe a su antecesor la extensión y el desarrollo de "estos imaginarios de la mente". Obtuvo un señalado, triunfo por la buena factura, precisión y comunicatividad la japonesa Karen Tanaka en su Anamorpfhose, para piano y orquesta.
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