El Reino Unido mantendrá y modernizará su arsenal atómico propio
El Reino Unido seguirá adelante con los planes de mantener y modernizar su fuerza nuclear propia, con independencia de cualquier acuerdo que puedan alcanzar Washington y Moscú, según manifestó ayer el secretario del Foreign Office, sir Geoffrey Howe. Pero, en lo que depende de EE UU, Londres dice ceder gustosamente. Por lo pronto, se espera la cancelación norteamericana de la instalación de una nueva serie de 64 misiles de crucero en Inglaterra, y se habla del final de los experimentos nucleares británicos en Nevada.El principio de acuerdo para la eliminación de los misiles de corto y medio alcance logrado por las superpotencias ha sido recibido en Londres como la prueba indiscutible de que la firmeza frente a los soviéticos rinde beneficios. Y, dado que los euromisiles fueron desplegados para hacer frente a los SS-20, no hay ningún problema en retirarlos cuando se ha convencido a Moscú de hacer lo propio con sus cohetes, señalan fuentes próximas a la primera ministra, Margaret Thatcher.
Los 96 misiles de crucero instalados en la base de Greenham Common se desmantelarán una vez que Ronald Reagan y Mijail Gorbachov acuerden un calendario de retirada, y con toda probabilidad no verán suelo británico los otros 64 misiles de alcance medio cuya primera entrega estaba prevista para principios del año próximo. "Sería una tontería desplegarlos para retirarlos inmediatamente", comenta una fuente oficial.
Este armamento, que orgánicamente depende de la OTAN, es independiente del propio arsenal nuclear británico, cuya renovación va a seguir conforme a los planes previstos. Howe recordó que tanto Reagan como Thatcher están de acuerdo en la legitimidad de la modernización de la fuerza disuasoria británica. Londres comenzará a sustituir a principios de la próxima década sus ya viejos Polaris por los más potentes Trident.
Flowe no cree que Londres y Moscú lleguen a ningún plan de desarme. "Nosotros tenemos unas fuerzas que equivalen al 3% de la disuasión soviética, e, incluso en el caso de que Estados Unidos y la Unión Soviética decidan reducir en un 50% sus arsenales, nosotros mantendríamos una fuerza (relativa) muy pequeña", dijo ayer.
Un problema futuro lo constituirá cualquier hipotético acuerdo entre las superpotencias para cancelar las pruebas nucleares, pues ello dejaría al Reino Unido sin capacidad para experimentar en Nevada. El Foreign Office ha puntualizado rápidamente que el pacto de la pasada semana no conlleva el final de las pruebas subterráneas.
En el lado de las fuerzas antinucleares, la mayor repercusión va a ser sentida por los pacifistas alineados en torno a la Campaña por el Desarme Nuclear (CND), con su punta de lanza de las mujeres de Greenham Common. El presidente de la CND, Paul Johns, cree que el futuro del grupo pasa por incrementar su campaña contra los Trident, presionar a las superpotencias para que alcancen acuerdos en las armas intercontinentales e insistir en que la OTAN reduzca sus fuerzas convencionales.
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