El 'partido del siglo'
En el problema de la transmisión del partido Real Madrid-Nápoles hubo dos obstruccionismos. El del propio club, negándose a trasladar la hora del encuentro a las once de la noche, momento en que no hubiera producido ninguna interferencia con los otros partidos europeos, y el de TVE, que se aferraba a no utilizar el sencillo procedimiento de oscurecer. Se país iba a producir una flagante discriminación: que los ricos con antena parabólica, viviesen o no donde se disputasen los otros partidos, lo viesen impúnemente, aunque eso produjese o no perjuicios a otras entidades, mientras los pobres, atrapados en las garras de TVE, se quedarían sin las imágenes.Resultó poco satisfactoria la idea de apoyar las imágenes con comentarios de Valdano. Se trata de una persona inteligente y agradable de escuchar, pero carecía de la imparcialidad necesaria para emitir juicios. Es un absurdo que un asalariado del Real Madrid fuese quien pontificase desde la televisión institucional quién tenía la culpa de la dureza (por supuesto, casi siempre los italianos, casi nunca sus queridos compañeros), y la prueba está en que silenció la gravedad de los codazos de Sanchís sin disputar el balón o la discutible acción de Buyo en un momento en que pudo cometer penalty.
Sobre la llamada telefónica ordenando que se televisase el partido, se trata de un incidente expresivo sobre nuestra manera de ser. Que no me vengan con las razones de orden público como móviles de la transmisión, pues eso constituye un insulto a nuestra capacidad de prevenir el problema de doscientos gamberros. Aquí la histeria por un partido del Real Madrid puede organizar un lío así y desvelar los comportamientos del aparato de Poder, y al que no le guste que se vaya al exilio o lo recuerde la próxima vez que llamen a votar.-
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