La Constitución, en juego
EL PAIS, El presidente Ronald Reagan le designó en julio pasado con la afirmación: "Comparte mi opinión de que las preferencias y los valores personales de los jueces no deben formar parte de sus interpretaciones constitucionales". Robert Bork, un juez de reconocida inteligencia, tiene una estricta idea sobre el contenido de la Carta Magna y cree que la sentencia de 1973 que legalizó el aborto en EE UU es inconstitucional.
Bork, de 60 años, un físico de casi 100 kilos y dos metros, casado con una ex monja, tiene una larga experiencia en las cuestiones jurídicas norteamericanas, en cuya actividad ha cubierto las más diferentes etapas, desde profesor en la universidad de Yale hasta fiscal general en el período 1973-1974, pasando por la publicación de libros como La paradoja antimonopolio: una política en guerra consigo misma (1978).
Defiende la enseñanza de la religión en las escuelas públicas, se declara a favor de la mano dura para con los delincuentes y en 1984 falló en contra de la afirmación de un marino de que existe un derecho constitucional a la práctica privada de la homosexualidad.
Para el senador demócrata Edward Kennedy, miembro del Comité Judicial de la Cámara, que tiene la última palabra sobre la elección presidencial, Bork es un "extremista" con el que Reagan "está tratando de imponer al Supremo su visión reaccionaria de la Constitución".
Él destaca creer en la "moderación judicial", pero sus críticos le echan en cara sus posiciones contra derechos que se desprenden de la misma Constitución, como los de los negros y otras minorías, así como la protección de las libertades individuales y la privacidad.
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