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Los pequeños Estados de Europa elaboran una estrategia común frente a los grandes países"

Representantes de Mónaco, San Marino, Liechtenstein, Malta y Luxemburgo, reunidos en Andorra

Los seis microestados de Europa se han reunido para reflexionar conjuntamente, por primera vez en su historia, sobre sus problemas de relación con el resto de los países y con las instituciones comunitarias. El encuentro tiene lugar en el marco de la universidad de Verano que se está celebrando en el Principado de Andorra, y, si prosperan las propuestas de los anfitriones andorranos, de la reunión podría surgir una asociación de pequeños Estados que les permitiera relacionarse con el resto de países europeos en igualdad de condiciones.

Representantes de Liechtenstein, Luxemburgo, Malta, Mónaco, San Marino y Andorre presentan, hasta el próximo día 15, diversas ponencias en la, que se exponen las diferentes estrategias orientadas a abrir sus economías a Europa.Dentro de las reacciones políticas suscitadas por esta primera reunión de los microestados europeos, cabe destacar la coincidencia de criterios entre el copríncipe episcopal, Joan Martí Alanís, obispo de la Seu d'Urgell; y el Síndic General, Francesc Cerqueda, presidente del Parlamento andorrano.

Ambos políticos no descartan la posibilidad de constituir una asociación de microestados en el marco de la Comunidad Económica Europea "para poder tutear a los más fuertes". Así lo propusieron en sus discursos de recepción a los representantes de los restantes estados, algunos de los cuales han expresado ya su conformidad con la idea.

Dependencia financiera

El Principado de Andorra debe determinar antes de finales de 1987 cuál debe ser su estatuto de cara a la Comunidad Económica Europea (CE). Por eso, sus representantes tienen gran interés en conocer las experiencias del resto de pequeños estados.La república de San Marino, con una economía integrada esencialmente a Italia, con la que pertenece a la unión aduanera, muestra su preocupación por la falta de comunicación directa con los organismos comunitarios, a pesar de que en los últimos meses se han acentuado los intercambios culturales.

Para los representantes de San Marino, esta relación cultural con la CE puede ser un primer paso para llegar a la reciprocidad en cuestiones económicas, puesto que si bien San Marino contribuye económicamente a la Comunidad a través de Italia, no se beneficia en cambio de las ayudas comunitarias.

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El caso del principado de Liechtenstein difiere notablemente del de San Marino, a pesar de su relación con Suiza, con quien firmó la unión aduanera. En las conferencias pronunciadas por los expertos, se puso énfasis en el incremento de la industria y el buen clima que crea el principado de cara a los inversores extranjeros. Una legislación fiscal liberal y los impuestos moderados incentivan la implantación de industrias en este microestado, uno de los principales productores mundiales de prótesis dentales. Sin embargo, conviven en Lichestein las tecnologías más avanzadas con restos de feudalismo, como el monopolio sobre la sal que posee el Estado.

Uno de los pocos problemas que se plantean a los industriales del principado es la limitación de la mano de obra que restringe la producción, puesto que existe un límite de contratación de extranjeros.

Si los microestados europeos se caracterizan por un bajo índice de impuestos, la república de Malta y Luxemburgo constituyen la excepción, con importantes cargas fiscales. Malta posee una posición estratégica en el Mediterráneo y en la isla se afirma que "si Europa tose, Malta se resfría".

Joseph Cassar, doctor en Ciencias Políticas, explicó en Andorra que la isla aspira a perder la dependencia financiera de los grandes estados y que busca por todos los medios la renovación tecnológica que le abrirá los mercados europeos. Frente a la Comunidad Económica Europea, Malta desea concluir el tratado de la unión aduanera y preparar su entrada como miembro de pleno derecho, tras un período de transición que debería comportar un crecimiento de la industria naval y de la manufactura, de cara a la exportación, para erigirse más adelante en centro de negocios internacionales.

El caso de Luxemburgo, único microestado perteneciente a la Comunidad Económica Europea, es muy distinto al resto de los participantes. Posee la renta per cápita más elevada de la Comunidad, el nivel de vida más alto, importantes contribuciones y el menor índice de desempleo.

Su papel en la universidad de Verano ha consistido en exponer el proceso sufrido por el gran ducado que, en pocos años, pasó de una pequeña economía cerrada a una política económica abierta que le permitió llevar a cabo un rápido proceso de desarrollo basado en la industria siderúrgica hoy por hoy la más competitiva de Europa, según los expertos.

El reto de 1992

Para el economista Gaston Reinesch, director adjunto de la Cámara de Comercio luxemburguesa, la floreciente economía de su país se basa en dos frentes importantes, la siderurgia y las finanzas; no en vano 450 bancos tienen su sede en el gran ducado.Según Reinesch, para la soberanía de Luxemburgo su integración a la Comunidad Económica Europea supuso un paso importante respecto al reconocimiento de su propia identidad. Sin embargo, el gran ducado teme la regresión del comercio fronterizo de cara al gran proyecto político del año 1992, a raiz del cual se prevé un aumento del IVA entre un 2 y un 3%.

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