Albert García
Promotor, autor y teórico de la música mediterránea
La Trobada de Música del Mediterrani, que este año alcanza su séptima edición, se ha consolidado como una cita tradicional en la oferta cultural de la ciudad de Valencia. El motor de este festival es el entusiasmo de Albert García, su coordinador, un hombre de 38 años que empezó tocando a los 16 con los primeros grupos del movimiento de la nova cançó, que ha escrito canciones para figuras como María del Mar Bonet y que en su papel de activista de la música popular ha encontrado su propia aventura.
"Empecé a los 14 años tocando en un grupo de rock", explica con una sonrisa tímida. "A los 16 formé parte de Els Quatre Z, fuimos detenidos y lo dejé". Els Quatre Z constituyen, junto a Lluís Miquel Campos, para quien Albert García escribe aún hoy algunas canciones, la referencia de unos auténticos pioneros en la historia valenciana de la nova cançó. "He trabajado en la electrónica acústica, como carpintero y como profesor para extranjeros", enumera García, que en 1970 estuvo en la compañía discográfica Edigsa, una empresa fundada en su momento con el objetivo explícito de promover el nuevo movimiento de la canción autóctona.Una experiencia de siete años en un despacho de abogados laboralistas, siguiendo la tradición familiar -Albert García es hijo de un prestigioso letrado valenciano-, precedió su dedicación profesional a la promoción de la música popular. En 1984, el Ayuntamiento de Valencia le encargó la organización de la Trobada de Música del Mediterrani, un festival fundado por el grupo Al Tall en 1981 por el que han desfilado grupos y cantantes de la categoría de la italiana Nuova Compagnia di Canto Popolare, los mallorquines Tomeu Penya y María del Mar Bonet, el griego Kristos Leondis o el conjunto marroquí Muluk el Hwa.
Albert García pudo visitar Grecia, tras la muerte de Franco, nada más desaparecieron los obstáculos para obtener pasaporte. Aquel país, la vitalidad de su folclor, fue el punto de arranque de su interés por la música de inspiración tradicional, y muy concretamente de la que se produce en las riberas del Mediterráneo. "El resurgimiento de la música mediterránea", dice, "tiene unos puntos de referencia muy diferentes a los comerciales. Se trata de una música que no consigue tanto éxito inmediato como otro tipo de productos, pero que consolida unos espacios y puede llegar a ser masiva".
Coherente con esta visión, Albert García ha promovido la creación de un sello discográfico especializado: Difusió Mediterrània. "No se trata", explica, "de un sello con vocación de marginalidad. Precisamente toda la movida de la música punk se suscitó a partir de pequeñas empresas discográficas, aunque después fueron absorbidas por las grandes multinacionales del sector". Difusió Mediterrània, que ha editado, no sin dificultades, discos de nuevos grupos y solistas valencianos, es una iniciativa muy vinculada a la Trobada de Música del Mediterrani, que este año se celebra, del 15 al 19 de septiembre, con un presupuesto casi inverosímil: siete millones de pesetas.
"La de la Trobada es la historia del entusiasmo y de la resistencia", afirma orgulloso Albert García. Con el tímido apoyo del Ayuntamiento de Valencia, sin subvenciones del Ministerio de Cultura ni de la Generalitat valenciana, que sólo este año ha empezado a participar en el proyecto con una aportación de tres millones de pesetas, la Trobada ha creado escuela.
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