Un sueño hiperrealista
El estupendo debú de los hermanos Coen con un thriller titulado Blood simple les ha permitido rodar Arizona baby disponiendo de mejores condiciones de producción. Si en Blood simple el humor surgía, sobre todo, de interesarse por lo que en las otras películas se pierde en el reino de la elipsis por ejemplo, cómo deshacerse de un cadáver que sangra, algo que sólo el Hitchcock de ¿Pero quién mató a Harry? y Frenesí había tratado-, en Arizona baby descansa en la literalidad con que los protagonistas se obsesionan por uno de los sueños americanos: la familia y la maternidad. El deseo neurótico de tener hijos, de fundar una familia, adquiere unos tintes inequívocamente americanos desde el momento en que se convierte en motor de un secuestro, aparece como tatuaje en el cuerpo de un cazador de recompensas motorizado -"mamá no me amó"-, figura en la argumentación de dos delincuentes -"somos así porque mamá no quiso darnos el pecho"-, en un enloquecido monólogo de Dot que asocia la relación de vacunas con las cuentas corrientes, o en las fotografías y fiestas que Hi y Ed montan para celebrar la llegada de su hijo. No hay que olvidar que si las calles del sur de Italia pueden aparecer empapeladas con esquelas mortuorias, los botes de leche estadounidenses recuerdan, diariamente, los centenares de niños desaparecidos.El estilo en que los Coen cuentan la peripecia de una pareja a la que bastaría con un hijo para sentirse perfecta -ella es una ex funcionaria de prisiones y él un ex atracador de supermercados; su noviazgo se formalizó en la cárcel, a base del repetido hacer manitas que comporta tomar las huellas digitales de los detenidos- es el propio de las películas de dibujos animados: colores planos, brillantes, en una gama reducida, al servicio de una trama enloquecida, pero que conserva su lógica interna, todo planificado en un estilo en el que se mezcla el gusto por la transparencia -profundidad de campo infinita, acorde con los espacios desérticos- y la tentación de los movimientos imposibles, esos que se logran con una cámara bautizada como snaky-cam y que permite ir corriendo, pasar por encima del techo de un automóvil y, sin solución de continuidad, subirse al primer piso de una casa por una escalera de pintor.
'Arizona baby'
Director: Joel Coen. Intérpretes: Nicholas Cage, Holly Hunter, Trey Wilson, John Goodman, William Forsythe, Sam McMurray, Frances McDormand. Guión: Ethan Coen y Joel Coen. Fotografía: Barry Sonnenfeid. Música: Carter Burwell. Dirección artística: Jane Musky. Estreno en Madrid en cines Avenida y Alphaville 1 (en versión original).
Desde la secuencia-prólogo sabemos que de lo que se trata es de mantener asociados un ritmo veloz con una gran capacidad de sorpresa. Y la verdad es que la película contiene muchos detalles sorprendentes, es inventiva y no agota sus recursos, pero sí agota en cambio al espectador, al menos ésa es mi impresión, que no soporta un bombardeo de imágenes tan intenso, que ya se da por satisfecho con esos brillantísimos 10 minutos iniciales.
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