El Ayuntamiento desconocía ayer la situación legal de los edificios siniestrados
Jesús Espelosín, concejal de Urbanismo, afirmó a las tres de la tarde de ayer que aun no se sabía si el edificio situado en el número 31, anexo a los Almacenes Arias, cumplía todos los requisitos necesarios. Este inmueble, en cuya segunda planta comenzó el incendio, servía de almacén en sus dos plantas superiores. La afirmación de Isidro Arias, uno de los propietarios, de que ambos edificios contaban con las correspondientes licencias contrasta con la afirmación de Joaquín Leguina, presidente regional, que calificó ayer como un "alto riesgo" que se usase este edificio de estructura de madera para almacén.
"El fuego se produjo en la planta segunda del número 31, en una zona en la que se guardan los repuestos de confección de caballero", afirmó ayer Isidro Arias, que en el inicio del siniestro se encontraba en la planta baja de los almacenes.Según su versión, una empleada que se encontraba en la segunda planta del número 31, al ver humo avisó inmediatamente a los cinco compañeros que se hallaban en la planta tercera del número 29 (sede principal) a través de la pequeña escalera y la puerta que comunican las plantas de ambos edificios. Los empleados intentaron sofocar el fue Yo con tres extintores, pero al ver que no obtenían ningún éxito, el encargado, Pedro Reyes, dio ore en de cerrar la puerta de comunicación entre edificios y de avisar a los bomberos, al tiempo que informaba a los dueños.
Los empleados pidieron al público que saliera ante la existencia de humo. Ambos edificios fueron evacuados rápidamente. Luego, creyendo que el fuego sería alajado por los bomberos sin dificultad, bajaron al segundo sótano y cogieron sus pertenencias.
Según informó en la tarde de ayer Isidro Arias, excepto la declaración hecha en la comisaría de Centro y la conversación mantenida con el primer teniente de alcalde, Luis Larroque, nadie les había preguntado detalles sobre la estructura de los edificios, a pesar de que esta información podría haber sido de gran utilidad en los trabajos de desescombro. A Larroque se le informó, según Arias, que, además del género normal en unos grandes almacenes, el único elemento combustible que existía era el contenido en los depósitos de gasóleo para calefacción, enterrados bajo el segundo sótano del número 29.
Arias informó que el edificio formación a las tres de la tarde de ayer el responsable de Urbanismo, Jesús Espelosín, según indicó él mismo. A esa hora, 20 horas después de que se originase el suceso, funcionarios municipales seguían recopilando la información disponible sobre los inmuebles. Espelosín anunció que cuando se tenga el expediente completo se remitirá al juez que donde se declaró el fuego fue comprado por los Almacenes Arias en 1972. "No hubo cambio de uso, pues ya se usaba entonces como edificio comercial. Nos dieron la correspondiente licencia y desde entonces estamos usando la planta baja y primera para la venta al público y el resto para guardar repuestos"
De este uso del edificio como comercio y almacén no tenía información a las tres de la tarde de ayer el responsable de Urbanismo, Jesús Espelosín, según indicó él mismo. A esa hora, 20 horas después de que se originase el suceso, funcionarios municipales seguían recopilando la información disponible sobre los inmuebles. Espelosín anunció que cuando se tenga el expediente completo se remitirá al juez que lleva el caso, Andrés Martínez Arrieta, titular del Juzgado de Instrucción número 11.
Sobre si hubo imprudencia en que los bomberos entraran a trabajar en las diversas plantas cuando el fuego, como luego se comprobó, distaba de estar extinguido, las versiones oficiales negaron que se hubiese incurrido en ella. El propio jefe de los bomberos se exculpaba: "Habíamos entrado y salido varias veces cuando se produjo el derrumbe, y el fuego parecía totalmente sofocado entonces".
Algunos de los familiares de los bomberos sepultados no compartían esta visión. Un hermano de Azuera, una de las víctimas, criticó que los bomberos entraran en el edificio sin esperar un tiempo de seguridad.
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