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Airada reacción de Strauss contra la decisión de Kohl de eliminar los Pershing 1A

La Unión Socialcristiana (CSU) bávara, que dirige Franz Josef Strauss, anunció ayer que boicoteará las consultas de la coalición del Gobierno federal alemán, en protesta por la decisión del canciller Helmut Kohl de renunciar al mantenimiento de los 72 misiles Pershing 1 A -para facilitar un acuerdo para la eliminación de los misiles de alcance medio entre las superpotencias. Kohl anunció el pasado miércoles que, si bien con ciertas condiciones, la RFA no modernizará en 1991 sus misiles Pershing 1 A, ya hoy prácticamente obsoletos.Estos misiles del Ejército alemán, cuyas cabezas nucleares son propiedad norteamericana, se habían convertido en los últimos meses en el único obstáculo aparente a un acuerdo entre Washington y Moscú para la eliminación total de los misiles de alcance medio en Europa.

Tras una reunión extraordinaria de la dirección de la CSU en Múnich, Strauss anunció que su partido no acudirá hoy a la reunión con la Unión Cristianodemócrata (CDU), del canciller Kohl, y el partido liberal (FDP), con los que forma la coalición gubernamental en Bonn. Tampoco acudirá a una nueva consulta a mediados de septiembre.

Strauss, visiblemente molesto con Kohl por no haber sido consultado antes de hacerse pública la decisión de renunciar a estos misiles, manifestó que ésta constituye "un desaire y menosprecio" a su partido.

La CSU, siempre contraria a la solución supercero para eliminar todos los misiles de medio alcance en Europa, había calificado la renuncia a los Pershing 1 A de "irresponsabilidad", pocas horas antes de que Kohl la anunciara.

Strauss criticó al canciller y manifestó que, aunque su partido no ha estudiado un posible abandono de la coalición, "hay que recomponer de nuevo la base de confianza y cooperación".

La airada reacción de la CSU supone una nueva escalada en la larga serie de desavenencias que aquejan a la coalición desde las elecciones federales del 25 de enero. El presidente bávaro, temeroso de perder un electorado de extrema derecha en Baviera que hasta ahora le fue fiel, y, a sus casi 72 años, notoriamente mermado en su capacidad de análisis político, adopta cada vez con más frecuencia posiciones que el partido de Kohl se niega a asumir.

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Se ha erigido en firme defensor del régimen racista de Suráfrica y de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile y fervoroso adversario del desarme. Su tradicional frente de hostilidades con el ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Hans Dietrich Genscher, lo ha extendido a miembros de la CDU que, como el secretario general, Heiner Ge1ssler, o el ministro de Trabajo, Norbert Blüm, atacan también las violaciones de derechos humanos por parte de los regímenes de Pretoria y Santiago y no sólo de Estados comunistas.

Sus relaciones con los líderes de los otros dos partidos de la coalición, CDU y FDP, son tensas. Sus descalificaciones de la persona de Kohl son continuas desde hace más de una década y han arreciado últimamente. En Bonn se considera que esto se debe al resentimiento de Strauss ante el hecho de que su influencia en Bonn ha disminuido considerablemente, y Genscher, su gran adversario político, ha ganado constantemente poder.

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