_
_
_
_
_

Los diálogos de Ruiz Miguel

H. Plá / Ruiz Miguel, T. Campuzano, CancelaRuiz Miguel estaba anunciado ayer en Colmenar, pero no toreó: se dedicó a dialogar con todo el mundo. Empezó por el presidente, Juan Lamarca, al no concederle éste los cambios en el primer tercio después de un solo puyazo. Ruiz Miguel se enfadó con ostentosos gestos, respondidos más sobriamente por Lamarca. El diestro dialogó, o abroncó a sus peones y picadores en cuanto cometieron las más mínima pifia.La dialéctica del gaditano aumentaba cuando la dirigía al público, con sus miradas lastimeras que tanto prodiga. Intentaba justificar la imposibilidad de hacer algo con sus toros, lo que el público no se creía, respondiéndole con mayor inquina al espada. Porque los toros de Hernández Plá, con unas arboladuras enormes, carecían de casta y presentaban problemas, pero no eran imposibles. Qué diferentes a aquel legendario Capitán que asombró en Las Ventas en 1979. Sus hermanos de ayer, no eran, en bravura, ni cabos furrieles reenganchados.

Toros de Hemández Plá bien presentados, cornalones y astifinos, mansos

Ruiz Miguel: pitos; bronca. Tomás Campuzano: ovación; oreja. Luis Cancela: vuelta con protestas; silencio.Plaza de Colmenar, 29 de agosto. Primera corrida de feria.

Tanto dialogó Ruiz Miguel que se olvidó de torear y lidiar adecuadamente y como correspondía a sus difíciles enemigos. El cuarto, negro bragao meano, tenía toda la estampa de lámina antigua: enmorrillado, con el corpachón de caja ancha y con unos pitones que rasgaban las nubecillas que enmarañaban el bello cielo serrano. No sólo Ruiz Miguel no toreó sino que también se dejó a las puertas del pueblo su eterno pundonor y profesionalidad. Ya se sabe que el mejor maestro echa un borrón.

Tomás Campuzano, con el segundo, abufalado y playero, tampoco se dedicó a sus diálogos y sonrisas dirigidas al cotarro. Le lidió con prontitud y acabó echando el bofe. En el otro, negro entrepelao, ya se vió al Tomás Campuzano simpático, bullidor, que torea despegado y ventajista. Aún así ligó un par de redondos, lentos y con la cadenciosidad del temple. Después se volcó en la estocada y obtuvo el único trofeo. En éste toro destacó Ricardo Rey, subalterno de Cancela, en dos oportunos quites en banderillas.

Y si dos veteranos y expertos toreros como Ruiz Miguel y Tomás Campuzano sudaron y se las vieron fatal para acabar con sus enemigos, ¿qué no iba a ocurrir con el poco placeado Luis Cancela?. No obstante, el colmeraneño anduvo aseado con el tercero, apuntando algún detalle de clase en verónicas y pases de pecho. Al último lo lidiaron fatal y el modesto Cancela nada pudo hacer.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_