Aplazado en Túnez el juicio contra 90 integristas
El proceso contra 90 integristas tunecinos, 40 de ellos en fuga, se abrió ayer en un cuartel militar de la capital del país, rodeado de fuertes medidas de seguridad, aunque las sesiones han sido aplazadas hasta el martes próximo, a petición de la defensa, para que los abogados puedan examinar en profundidad los sumarios, ya que hasta la fecha no habían tenido posibilidad de ello.
Cuatro de los cinco partidos de oposición, entre ellos el comunista, han difundido un comunicado en el que se oponen a que el proceso se convierta en un juicio político, piden un diálogo nacional para sacar al país de la crisis y exigen una mayor independencia del poder judicial, para lo que consideran necesario abolir los tribunales de excepción. Es justamente un tribunal de excepción -el Tribunal de Seguridad del Estado-, presidido por el procurador general de la República, Hachemi Zemmal, el que va a juzgar a los 90 procesados, en su mayoría miembros del Movimiento de la Tendencia Islámica (MTI), partido meses atrás tolerado. En medios próximos a la oposición no se descartan penas de muerte, que sirvan de escarmiento al extremismo isámico.
Entre las personas que se sentarán en el banquillo figura el presidente del MTI, Rachid Ghanuchi, de 47 años y profesor de Filosofía y Letras de un liceo le enseñanza secundaria de la capital. Ghanuchi fue detenido en marzo en una redada que supuso un importante golpe para la organización, a consecuencia de la cual fueron también capturados el veterano dirigente Demmi Benaisa y el responsable de las finanzas, Mohamed Acrut.
La conexión iraní
Las autoridades tunecinas acusan a esta organización, además de emplear la violencia en la calle y procurar la caída del Gobierno, de haber recibido 1.800 dólares de financiación por parte de la Embajada iraní en Roma, hecho que niegan los procesados, aunque admiten haber obtenido esta suma por la venta a esa misión diplomática de 1.000 ejemplares de un libro de orientación islámica editado por el propio Ghanuchi. Precisamente la conexión entre Irán y el MTI tunecino, de la que no duda el Gobierno, es la mayor incógnita de este juicio. Pese a las severas acusaciones que las autoridades mantienen contra el MTI, a cuyos dirigentes y militantes conciben como jomeinistas apoyados por Irán, la organización es de confesión suní y niega su relación con el mundo shií y su adscripción al movimiento islámico de Quorn, la ciudad santa iraní. Fuentes de la oposición, pese a las reticencias existentes hacia el grupo por su carácter antidemocrático e insolidario, corroboran esta tesis y encuadran al MTI en la línea de los hermanos musulmanes egipcios (suníes).
El Gobierno tunecino, por mediación del ministro de Enseñanza Superior, Mohamed Sayah, ha anunciado para el próximo curso la creación de un "cuerpo de vigilancia" dentro de la universidad que se encargará de mantener el orden y de reprimir supuestos disturbios. Este cuerpo especial se suma a la recién creada milicia de partido, compuesta por militantes del Partido Socialista Desturiano (PSD, en el poder), que desde hace días ejercen vigilancia en los diferentes centros públicos de la Administración ante cualquier movimiento de desvío de las orientaciones religiosas oficiales.
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