Cremona reúne 45 instrumentos de Stradivarius para conmemorar el 250º aniversario de su muerte
Las gestiones para conseguir las cinco piezas que se conservan en España fueron infructuosas
El más grande constructor de violines de todos los tiempos, Antonio Stradivarius, es desde el miércoles objeto en su ciudad natal, Cremona, de una serie de manifestaciones para recordar su genial actividad con motivo del 250º aniversario de su muerte. En el centro de los actos figura la exposición, dirigida por un comité científico internacional presidido por el inglés Charles Beare, de 45 instrumentos originales llegados de Italia, Francia, el Reino Unido y Estados Unidos. El cuarteto conservado en el palacio Real de Madrid y el célebre Boissier que perteneció a Pablo Sarasate no han acudido a Cremona por la negativa del Patrimonio Nacional a que los instrumentos salieran de sus sedes habituales.
En total han llegado a Cremona 31 violines, siete violas, cuatro violonchelos, un arpa, una guitarra, una mandolina y un violín pochette. Entre ellos figuran míticas piezas como el violín Hellier, de 1679; el Cremonés, de 1715, que perteneció a Joseph Joachim, o el Gibson, de 1713, cuya historia se tiñe de novela negra: desaparecido en 1936 de las manos de su legítimo propietario, el violinista Huberman, fue recuperado hace poco en pésimas condiciones, cuando el ladrón, en su lecho de muerte, confesó a su mujer el delito. Están también el violín del barón Knoop, de 1698; el Gillot, de 1720, y el llamado Sarasate, de 1724, que perteneció al violinista español; entre los violonchelos figuran el Gore-Booth, de 1710, y el Batta, de 1714; y también la curíosa viola Mahler, de 1672. La operación ha sido asegurada por la compañía Lloyds de Londres por un valor de 5.600 millones de pesetas, y del transporte de las piezas se ha responsabilizado la compañía Alitalia, quien ha puesto a disposición vuelos especialmente presurizados para no dañar los instrumentos. En muchos casos, sin embargo, han sido los propios propietarios quienes han decidido llevar personalmente los instrumentos hasta la pequeña ciudad lombarda. Ni que decir tiene que las medidas de seguridad son extraordinarias: alarmas, monitores de televisión conectados con la policía y vigilancia de la exposición durante las 24 horas.
"El único grano que le ha salido a la muestra ha sido la negativa española a aportar su valiosísima colección", señala con un punto de amargura el alcalde socialista de la localidad, Renzo Zaffanella. "Al cuarteto de Stradivarius de Madrid pensábamos dedicarle una sala única, pero no ha habido manera de conseguirlo. Piense que llegué incluso a escribir al ex presidente Pertini para ver si, a través de su amistad con el rey Juan Carlos, había alguna posibilidad", añade Zaffanella.
Último llamamiento
No la ha habido. Charles Beare, presidente del comité, ha explicado que pareció abrirse alguna esperanza para el violín Boissier de Sarasate, pero, a última hora, incluso éste, que, por cierto, ha sido incluido en el catálogo de la exposición, ha fallado: "En abril se nos aseguró que el Boissier, perteneciente al Conservatorio de Madrid, estaría presente en Cremona, y por eso lo incluimos en el catálogo. Más tarde, en julio, nos dijeron que el director del conservatorio había cambiado y que no había rastro de la correspondencia mantenida hasta ese momento. He vuelto a telefonear hace dos semanas, pero todo el mundo estaba de vacaciones". "Queremos, sin embargo, lanzar desde aquí un último llamamiento", tercia el alcalde. "La exposición estará abierta hasta el 7 de octubre, y hasta entonces el Boissier tiene su espacio reservado. Comprendo las razones de España de no crear un precedente, pero entendemos que ésta es una ocasión absolutamente excepcional". Las vitrinas en que se exponen los instrumentos, muy simples, han sido diseñadas por el estudio de la arquitecta Gae Aulenti siguiendo las precisas indicaciones del comité científico: la humedad debe mantenerse sobre el 50%, por lo que, según los casos, hay que introducir en los escaparates sales o agua destilada.
Ayer dio comienzo también la serie de conciertos que constituyen el Festival de Música de Cremona, en el que participan prestigiosos solistas de cuerda como. Pinchas Zukerman, Henryk Szeryng, Yo Yo Ma o Salvatore Accardo. Este último, el día 24 de septiembre, protagonizará un concierto homenaje a Antonio Stradivarius en el que hará uso del violín Cremonés. Finalmente, el 18 de diciembre, día en que se cumplen exactamente los 250 años de la muerte, Uto Ughi y la Orquesta Filarmónica de Stuttgart tributarán un último recuerdo al genial luthier.
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