Varias decenas de jóvenes neonazis, detenidos en Wunsiedel, donde el miércoles será enterrado Hess
Al menos 78 jóvenes neonazis fueron detenidos ayer por la policía federal alemana en el cementerio de Wunsiedel, Baviera, en los primeros incidentes graves que se producen en el pueblo donde será enterrado Rudolf Hess. Los neonazis fueron detenidos cuando, se disponían a rendir un "homenaje militar" a Hess, el ex lugarteniente de Hitler que se suicidó el lunes pasado en la cárcel de Spandau. En Wunsiedel se halla el panteón de la familia Hess, donde será enterrado el criminal de guerra nazi el próximo miércoles, según anunció ayer la familia.
La policía bávara se encuentra en estado de alerta en previsión de incidentes y atentados contra las fuerzas armadas de los aliados, especialmente las norteamericanas, cuya presencia es notable en la región. La policía detuvo asimismo a un número indeterminado de militantes neonazis en la localidad de Nagel, un pueblo cercano a Wunsiedel, después de que desplegaran pancartas de apoyo y dolidaridad con Hess. Entre los panfletos confiscados a los detenidos, hay algunos que hacen un llamamiento para vengar a Hess.
En los accesos a la pequeña localidad bávara donde será enterrado Hess han sido instalados controles policiales para evitar que durante el fin de semana se produzcan concentraciones nazis. La policía cuenta con la llegada de grupos dispuestos a la violencia. Según la Oficina de Protección de la Constitución de Baviera, los preparativos de los ultras para capitalizar políticamente el sepelio de Hess están en plena marcha e incluyen la realización de atentados contra instalaciones militares aliadas.
El cementerio fue cerrado a media mañana de ayer por la policía tras los primeros incidentes. Contingentes de la policía, llegada en parte de otras ciudades, y miembros de los servicios de información vigilan el cementerio, que posiblemente no sea abierto al público ya hasta poco antes del entierro. Jóvenes con uniformes paramilitares, enarbolando banderas con la cruz de hierro y los símbolos nazis, y los skinheads (cabezas rapadas), con las siglas SS tatuadas en los brazos, habían acudido antes al panteón familiar de los Hess, depositado flores y panfletos que rezan: "Nuestra ira será poderosa".
Aunque ya desde el día después de la muerte de Hess habían comenzado a aparecer neonazis y ex combatientes hitlerianos en el pueblo, Wunsiedel fue testigo ayer de los primeros incidentes. En Bonn, grupos de neonazis se manifestaron ante las embajadas del Reino Unido, Estados Unidos y Francia.
Críticas a la familia
Arrecian, por otra parte, las críticas a la actitud de la familia de Hess y de su abogado, Alfred Seidl, que, con sus descalificaciones públicas de la versión oficial de la muerte de Hess, llegando a cuestionar la autenticidad de la carta encontrada en el bolsillo del que fuera lugarteniente de Hitler, han incrementado considerablemente el riesgo de que, durante el fin de semana y el día del sepelio, Wunsiedel se convierta en escenario de exaltaciones del nacionalsocialismo. Seidl, que ha sugerido que "Ia carta puede haber sido escrita hace diez años", parece hacer todo lo posible por fomentar el misterio y sugerir que Hess no murió por voluntad propia.
La policía ha anunciado que el cuerpo de Hess, que permanece en un lugar secreto para evitar incidentes, será llevado al cementerio tan sólo una hora antes de la ceremonia del sepelio. Éste, que en principio había sido anunciado para el lunes, fue aplazado al martes y después al miércoles. Estos continuos retrasos hacen que Hess vaya a ser enterrado transcurridos nueve días de su muerte, en los que ha permancido en constante primer lugar de la actualidad, lo cual, según sospechan numerosos observadores, ha servido para incrementar considerablemente el valor comercial de la exclusiva que el hijo de Hess ha firmado con el grupo editorial de Axel Springer.
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