_
_
_
_

Los aliados entregan el cadáver de Hess a su familia

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

El cadáver de Rudolf Hess, el lugarteniente de Adolf Hitler, que se suicidó el pasado lunes trias pasar 41 años encarcelado en la prisión berlinesa de Spandau, fue entregado ayer a su familia en el aeropuerto militar norteamericano de Grafenwoehr, en Baviera. Inmediatamente después fue trasladado a un lugar que se mantiene en secreto, donde permanecerá hasta su sepelio en el cementerio de la cercana localidad de Wunsiedel, probablemente el lunes próximo.

Más información
El virtuosismo comercial de 'Hess hijo'

Tanto Wolf-Rüdiger Hess, el único hijo del muerto, como el que fuera su abogado desde el juicio de Nuremberg en 1946, Alfred Seidl, han insistido en sus dudas sobre la veracidad de la versión oficial del suicidio y han sugerido responsabilidades ajenas en la muerte del anciano nazi. Ni la carta de despedida ni la autopsia que determinó la muerte de Hess por asfixia, provocada por el cable eléctrico que se ató en torno al cuello, les han hecho abandonar sus sospechas. La actitud de ambos ha merecido duras críticas de los medios de comunicación alemanes. En Wunsiedel, una pequeña ciudad de 10.000 habitantes, esperaron inútilmente a la ambulancia con el cadáver decenas de periodistas y los primeros nazis simpatizantes de Hess, llegados de diferentes puntos de la República Federal de Alemania (R FA) y Austria. La policía alemana se halla en estado de alerta arte la posibilidad de que tanto durante el fin de semana como en la fecha del entierro se produzcan manifestaciones en diversas ciudades y atentados neonazis contra las fuerzas armadas de las potencias aliadas. La policía cuenta también con la llegada de grupos de viejos ex combatientes nazis y jóvenes neonazis a la ceremonia del entierro.

"Venganza por Hess"

En Múnich, grupos de desconocidos distribuyeron ayer panfletos en los que pedían "venganza por Hess", y en diversas ciudades las paredes de edificios institunonales y bancos aparecieron cen nuevas pintadas de solidaridad con el criminal de guerra. En Berlín, ante la cárcel de Spandau, se mantuvo, como en díis anteriores, una guardia de varias decenas de militantes de extrema derecha que profirió gritos contra la policía y la presencia militar norteamericana, entonó cánticos nazis, como el himno Horst Wessel, y elogió al "patriota Hess" ante las cámaras de television de todo el mundo.

El cadáver de Hess había salido a primera hora de la mañana del hospital militar británico en Berlín, donde el lunes, a las 16.10, se certificó su muerte. En una ambulancia escoltada por otros 14 vehículos de la policía y las fuerzas aliadas fue transportado al aeropuerto británico de Gatow, en Berlín Oeste. Los semáforos habían sido desconectados, y varias calles, cerradas al tráfico para que el convoy pudiera realizar el trayecto con rapidez y sin detenciones.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Desde allí partió en un cuatrimotor Hércules de las fuerzas aéreas británicas hacia el aeropuerto norteamericano de Grafenwoehr, donde a mediodía fue entregado a la familia.

Los trámites legales para el entierro, iniciados ayer por el hijo del solitario de Spandau, llevarán varios días, por lo que el entierro no podrá realizarse antes del próximo lunes, según fuentes de la policía local.

Ante el panteón familiar de los Hess, donde se hallan sepultados los padres del que fuera lugarteniente de Hitler y su hermano Alfred, unas mujeres depositaron ayer una corona dedicada a "Rudolf Hess in memoriam" por "una berlinesa".

En Wunsiedel, donde la familia de Hess residió desde finales del siglo XVIII y el lugarteniente de Hitler solía pasar largas temporadas desde 1920 hasta comienzos de la guerra, la noticia de que éste será enterrado allí no ha despertado satisfacción alguna.

El alcalde, Karl Walter, no se opuso, "ya que toda persona tiene derecho a un entierro y una tumba, independientemente de su culpabilidad en vida". Walter teme, sin embargo, que la idílica ciudad, conocida como lugar de nacimiento del poeta Jean Paul, uno de los grandes líricos del romanticismo alemán, pase a convertirse en un santuario de peregrinaciones neonazis en honor de un hijo de la villa con mucha peor reputación que el citado literato.

Ciudadano de honor

Hess fue nombrado ciudadano de honor de Wunsiedel en 1933 cuando el partido nazi accedió a¡ poder. En 1948, este honor le fue retirado. En Wunsiedel hay una calle que lleva el nombre de Hess. Está dedicada a un médico, lejano pariente del jerarca nazi. [La Unión Soviética avala, la versión de la muerte por suicidio de Hess, según se desprende: de las declaraciones hechas ayer por el portavoz oficial del Ministerio soviético de Asuntos Exteriores, Guenadi Guerasimov, informa France Presse. En una comparecencia ante los medios de comunicación, Guerasirnov informó del suceso empleando los mismos términos; que el cornunicado publicado en la tarde del miércoles por el gobierno militar británico en nombre de las cuatro potencias aliadas encargadas de la administración de Berlín.

Por otra parte, unos 40 neonazis austriacos se manifestaron en la noche del miércoles, por tando banderas, ante la Embajada del Reino Unino en Viena para exigir "venganza por Rudolf Hess" y acusar al Reino Unido de haber "asesinado" al delfin de Adolf Hitler.

Un hombre que llevaba encima una pistola fue detenido por, las fuerzas de seguridad al término de la manifestación, rápidamente dispersada por un centenar de policías.]

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_