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La autopsia confirma que Hess falleció por asfixia

Rudolf Hess, el lugarteniente de Adolf Hitler, dejó una carta de despedida antes de quitarse la vida el lunes en el patio de la cárcel de Spandau, en Berlín, donde pasó los últimos 41 años. El gobierno militar británico informó ayer que la carta fue encontrada en un bolsillo del pantalón que vestía al morir. El contenido, muy breve, ha sido comunicado a Wolf-Rüdiger Hess, el hijo del fallecido; sin embargo, aseguró ayer no haber visto ni el original ni la copia de la nota y no dar crédito a la versión oficial del suicidio. La autopsia reveló ayer que Hess falleció por asfixia como consecuencia de un intento de suicidio.

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El resultado no aclara, no obstante, el interrogante de si Hess murió inmediatamente y fue trasladado cadáver al hospital, lo que contradice el segundo comunicado sobre su muerte, o si falleció en el centro sanitario, hecho que, habida cuenta de la causa inmediata, parece improbable. El examen anatómico del cadáver, al que asistieron médicos de las cuatro potencias gobernadoras de Berlín, fue dirigido por el doctor J. Malcolm Cameron. "La autopsia (...) revela que la causa principal de la muerte fue la axfisia. La carta encontrada sobre el cuerpo (...) muestra claramente que Hess había previsto sucidarse", asegura el segundo comunicado hecho público ayer por la autoridad militar británica de Berlín.

El primer y breve comunicado británico en el que se informaba de la existencia de la nota de Hess y que la URSS se negó a endosar, no aclara si el hijo de Hess ha visto el original del texto escrito por su padre. En declaraciones al televisión germano occidental, Wolf-Rüdiger Hess reforzó sus dudas sobre la versión oficial del suicidio e insistió en que no la creerá hasta que no vea la carta. El hijo del último representante de la cúpula del nacionalsocialismo alemán recordó que hace cuatro meses, durante una estancia de su padre en el hospital, le dieron una nota supuestamente suya en la que se le indicaba que Hess no quería verle. La nota, afirmó Wolf-Rüdiger, era falsa. El hijo de Rudolf Hess mostró su extrañeza por que se diera a conocer la existencia de la carta justo dos horas después de que él y el abogado de su padre, Alfred Seidl, pusieran en duda la versión del suicidio.

Contradicciones

Según informó el martes un comunicado de la autoridad militar británica, Hess murió poco después de ser encontrado agonizante en el jardín de la prisión con un cable eléctrico en torno al cuello. El vigilante que le acompañaba le había dejado solo unos minutos. El lunes se había asegurado que el prisionero murió en la prisión tras un colapso circulatorio. Después se dijo que la muerte se produjo en el hospital, pero por causas naturales. Seidl, que ya fue defensor de Hess ante el tribunal militar de Nuremberg en 1946, manifestó que éste no había tenido nunca intenciones reales de quitarse la vida y dijo que no cree que a sus 93 años y en su estado, casi ciego, sin fuerza y con una pierna prácticamente inmóvil, Hess pudiera en unos minutos atarse el cable al cuello y tirar con la suficiente fuerza como para estrangularse. El hijo de Hess también aseguró que las últimas cartas que recibió de su padre "no contienen indicio alguno" de que quisiera poner fin a su vida.

Forenses del hospital Universitario de Hamburgo manifestaron ayer que la autoestrangulación tal como la realizó Hess, según la versión oficial, es posible, si bien extremadamente infrecuente.

En todo caso, la política informativa de las cuatro potencias aliadas desde la noticia de la muerte del solitario de Spandau el pasado lunes, con comunicados confusos, en parte contradictorios, y un secretismo general en torno a los pormenores de la muerte, ha despertado considerables dudas sobre la veracidad de la versión oficial.

Los detalles dados por el gobierno militar británico plantean graves interrogantes. El Gobierno federal alemán, reunido ayer en consejo de ministros bajo la presidencia del ministro de Finanzas, Gerhard Stoltenberg, por encontrarse de vacaciones el canciller Helmut Kohl, recibió un informe de los aliados occidentales en el que se le comunica la muerte de Hess. El portavoz del Gobierno, Norbert Schofer, rehusó todo comentario al respecto.

El cable encontrado en torno al cuello de Hess fue dejado en la caseta del patio de la prisión por unos electricistas que habían realizado unas reparaciones en la mañana del lunes.

Por otra parte, los servicios de información de la policía federal alemana temen que grupos neonazis cometan atentados contra instalaciones de las fuerzas armadas aliadas en protesta por la muerte de Hess en prisión.

El presidente de la Oficina de Protección de la Constitución de Hamburgo, Christian Lochte, manifestó que los grupos neonazis veían en Hess no tanto el brazo derecho de Hitler come, un símbolo de la ocupación por parte de las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial y que su muerte puede desencadenar una violencia siempre latente en estos pequeños grupos.

En Múnich, una veintena de neonazis se congregó a última hora de la noche del martes con antorchas y una corona de flores con una banda dedicada por "la juventud alemana" a Rudolf Hess. Los manifestantes entonaron canciones nazis hasta que llegó la policía y se retiraron sin mayores incidentes.

En. el panteón familiar de Hess, en la pequeña localidad bávara de Wunsiedel, donde Hess será enterrado cuando su cadáver sea entregado a la familia, aparecieron ayer panfletos neonazis, velas y flores en honor del que fuera brazo derecho de Hitler. La fecha no se hará públiea para evitar concentraciones de neonazis.

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