Puente Ojea: "No puedo admitir que se falsee la realidad en detrimento de mi honorabilidad profesional"
Gonzalo Puente Ojea, oficiosamente destituido como embajador de España en el Vaticano, ha declarado a este periódico que no puede permitir que se falsee la realidad sobre las verdaderas razones de su cese en detrimento de su honorabilidad profesional. Fuentes oficiales señalaron hace unos días que la decisión personal de Puente Ojea de divorciarse había causado disgusto en la Santa Sede, lo que originó su aislamiento y cortocircuitó las relaciones con el Gobierno español, por lo que hace cuatro meses el ministro de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, solicitó al presidente del Gobierno su relevo. "Tengo la certeza", agregó, "de que mi cese se ha producido de otra manera y por otras razones".
Puente Ojea ha enviado al ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, una carta donde le explica que su trabajo se desarrollaba con normalidad y eficacia pese a que las autoridades eclesiásticas conocían su intención de divorciarse. El embajador en el Vaticano considera que la versión de fuentes oficiales es inverosímil: "En el número del 18 de agosto, de su periódico se dice, invocando fuentes oficiales, que el ministro de Asuntos Exteriores había propuesto al presidente del Gobierno mi cese, dado el aislamiento diplomático a que me había sometido la Santa Sede y, por consiguiente, mi incapacidad para prestar mis servicios de embajador. Según dicha fuente, el ministro, por esas supuestas causas, hacía cuatro meses que había propuesto al jefe del Gobierno mi cese inmediato. Pues bien, el hecho es inverosímil".
"Con motivo de las beatificaciones del 29 de marzo", asegura Puente Ojea, "se hizo público, mediante una escandalosa campaña de prensa, que tengo la intención de divorciarme. Después de esto, cronológicamente estamos ya, a primeros de abril. ¿Cómo iba a comprobar mi ministro, entonces, que en los cuatro meses siguientes la Santa Sede iba a cortar toda relación conmigo?... Sólo un profeta podría, en todo caso, vaticinarlo".
Puente Ojea admite que el Gobierno está en su derecho de destituirle o darle otro destino. "Pero nadie tiene derecho, tampoco el Gobierno, a alegar causas inexistentes que empañan la calidad de mi trabajo diplomático cerca de la Santa Sede hasta este mismísimo momento en que le hablo. Durante los últimos cuatro meses", añade, "he ejercido mis funciones con plena normalidad y eficacia, como le explico a mi ministro en carta de ayer [por anteayer], por si le cupiera alguna duda".
En cuanto al contenido de esa carta, Puente Ojea manifestó: "Aduzco una serie de elementos testimoniales que prueban sin discusión la normalidad de mi trabajo durante todo este tiempo. Desde el primer momento he aceptado públicamente con disciplina mi cese, pero no puedo admitir que se falsee la realidad en detrimento de mi competencia y honorabilidad profesionales. Además, tengo la certeza moral de que mi cese se ha producido de otra manera y por otras razones
El embajador español en el Vaticano, que se declara marxista y agnóstico, señala que una parte del Episcopado español le había declarado "la guerra abierta", pero precisa que no tiene información que le permita opinar sobre la supuesta responsabilidad en su cese del presidente de la Conferencia Episcopal, Ángel Suquía.
Preguntado si tenía noticias de que Fernández Ordóñez estaba molesto con él porque no le comunicó directamente su intención de divorciarse, Puente Ojea señaló: "Yo comuniqué inmediatamente al señor subsecretario, que es el jefe de la carrera diplomática para asuntos de carácter personal, que me separaba de mi mujer y proyectaba divorciarme, y le añadí que le rogaba diese cuenta de esta información confidencial al señor ministro. El subsecretario me contestó que lo haría inmediatamente. No es admisible que nadie especule sobre una falta de información inexistente".
Respecto a las supuestas presiones directas de la Iglesia admitidas por el Gobierno, Puente Ojea señala: "Si las hubiera, en temas de principio y que comprometen la independencia del Estado, tengo que decir que hay que ser muy firmes". El embajador respondió también que desconoce si Fernández Ordóñez trataba de ocultar que el verdadero responsable de la destitución hubiese sido el presidente del Gobierno.
"Debilidad del Gobierno"
Diversas fuentes eclesiásticas manifestaron ayer que el hasta ahora embajador español en la Santa Sede despachó con las autoridades vaticanas con plena normalidad hasta mediados de julio, poco antes de que se hiciera pública la intención del Gobierno de destituirle en sus funciones, informa Francese Valls. Estas fuentes atribuyen el cese a la actitud de debilidad del Gobierno de Felipe González frente a la Iglesia Católica, y a que no desea abrirse un nuevo frente con los obispos españoles, los más conservadores de los cuales deseaban el cese de Puente Ojea desde su nombramiento en 1985. "Un sector del episcopado español no vio con buenos ojos la llegada de Puente Ojea a la embajada española ante el Vaticano, que desde la época del nacional catolicismo consideraban como algo suyo, algo familiar", añadieron las citadas fuentes.
Cuando se hizo pública la intención del embajador de divorciarse para casarse nuevamente, un medio de comunicación en el que participa la Conferencia Episcopal española, inició una campaña para su sustitución a través de diversos artículos; en los en un tono sarcástico se deseaba "estabilidad emocional" para la vida privada de Puente Ojea.
"El Vaticano no realiza este tipo de campañas, no es su estilo, pero sí lo es de un sector de la Conferencia Episcopal española", añadieron las fuentes, eclesiásticas. Fue precisamente este sector el que presionó desde el principio de la gestión de Puente Ojea y vio en el divorcio de éste una oportunidad para forzar el cese.
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