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Tribuna:LA CONVENCIÓN SOBRE EL DESARME NUCLEAR EUROPEO
Tribuna
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Coventry y el pacifismo perdedor

Si la primera convención sobre el Desarme Nuclear Europeo (END), realizada en Bruselas (1982), respondió a la irrupción en escena de un movimiento por la paz que llenaba las calles y las portadas de los periódicos, la segunda convención, en Berlín Oeste (1983), fue la del cenit de la movilización contra los euromisiles; la tercera, de Perusa (Italia), en 19841 iniciada ya la instalación de esos misiles, fue la del sentimiento de derrota, pero, al mismo tiempo, la más numerosa, lo que hizo pensar que se había compuesto un amplio movimiento organizado; la cuarta, de Amsterdani (1985), la de la resistencia de los últimos países a los que no habían llegado aún los euromisiles, y la quinta, de París (1986), la del pacifismo exhausto que apenas había dejado de actuar contra los misiles cuando veía surgir monstruos aún mayo res (la guerra de las galaxias). Esta sexta convención, que acaba de realizarse en Coventry (Reino Unido), reuniendo a más de 1.000 personas de 45 países, ha sido decididamente la más in definible, y extraña, de todas.Porque, al fin y al cabo, la campaña END y sus convenciones surgieron en Europa contra la instalación de los misiles que ahora serían retirados si se firma, como parece, la opción cero. Por eso, pacifistas, fuerzas políticas y expertos en desarme, reunidos en Coventry, se preguntaban con insistencia si se puede hablar de un pacifismo derrotado o, por el contrario, vencedor. Como dijo el historiador E. P. Thompson en el acto de clausura, "no sabemos muy bien si fuimos derrotados en la victoria o vencedores en la derrota".

En todo caso, hay algo indudable: tanto para la URSS como para Estados Unidos la firma del acuerdo para retirar los misiles de Europa tiene un claro atractivo político. Dicho de otra forma, ambas partes son conscientes del signo positivo que tiene en el terreno de la legitimación política la firma de este acuerdo, que sería realmente histórico. Ahora bien, cabe preguntarse si no ha sido precisamente el movimiento por la paz el principal constructor del signo positivo de esa legitimación moral y política entre la población europea y la de todo el globo.

Un consenso

Sobre este asunto, la sexta convención ha llegado a un consenso sobre dos aspectos importantes: primero, que la opción cero todavía no ha sido firmada y que surgen obstáculos -especialmente desde Europa- que podrían impedirla, por lo que la campaña END ha de movilizar a la opinión pública para evitar -la vuelta atrás; de momento, ha sido acordado que en la próxima Semana de Naciones Unidas, que acaba los días 24 y 25 de octubre, se realizarán acciones en toda Europa. Y segundo, también se ha coincidido sobre el carácter mismo de la opción cero, a la que se considera un paso histórico, pero también un primer paso, puesto que quedaría aún más del 95% de las armas nucleares existentes, y, sobre todo, porque se manifiestan las tentaciones para compensar la firma con el fortalecimiento del armamentismo en otros ámbitos, los dos más mencionados: las armas convencionales y la militarización de los mares. La convención ha estudiado posibles actuaciones, como, por ejemplo, reivindicar el corredor libre de carros de combate en toda la frontera europea entre el Este y el Oeste, y apoyar la campaña por el desarme nuclear de los mares.

Pero quizá lo más desconcertante haya venido de la mano de los soviéticos. Porque después de que, como prueba de la perestroika, todo parecía listo para que dos representantes del grupo Trust llegaran a Coventry, en el último momento los pacifistas independientes no fueron autorizados a salir de Moscú. Esto resulta aún más desconcertante en términos comparativos, porque en estos últimos meses, mientras las autoridades de otros países del Este se mostraban públicamente duras con el pacifismo independiente, el poder y la Prensa soviéticos daban muestras de flexibilidad. Así, mientras Jerzy Urbam, portavoz del Gobierno polacó, usaba en el diario Zycie Warszowy el peor lenguaje de la guerra fría para referirse al grupo polaco Paz y Libertad, la Prensa soviética mencionaba abiertamente por primera vez al grupo Trust, cuyos teléfonos volvían a poder comunicarse con. el extranjero. Así fue como END supo primero que dos de sus representantes venían en la delegación soviética, y en los últimos días, también mediante una llamada directa a sus dornicilios, se supo que el Comité Oficial por la Paz había puesto unas condiciones inaceptableg que les impedirían llegar a Coventry.

Ciertamente sería injusto decir que la perestroika no estuvo presente en Coventry. No es poca cosa que el secretario del comité oficial, Grigori Lokshin, aceptara una conferencia de prensa al lado de Alexei Koristilov, que representa en el exterior al grupo Trust, desde que reside en París, y más aún que admitiera que ha sido una torpeza no permitir la llegada del grupo Trust. "Son", dijo, "las contradicciones de todo proceso".

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Soportar la imagen

Pero la cuestión es que esta situación no puede continuar: impedir al pacifismo independiente el acceso a las convenciones es literalmente contrario al espíritu de Helsinki, y la seguridad europea no puede apoyarse en ese tipo de asimetrías.

Por ello, la próxima reunión del mencionado comité (3 y 4 de octubre) estudiará las medidas para negociar no sólo la llegada de los independientes a las convenciones, sino a todas aquellas, reuniones que considere necesarias para su preparación. La séptima convención será en Lund (Suecia), y para la siguiente, el grupo polaco Paz y Libertad ha hecho una propuesta audaz: realizarla en Varsovia.

Desde luego, si se lograra una convención END organizada -por el pacifismo independiente en el Este, tras una retirada de los euroniÍsiles de ambos lados, el pacifismo europeo podría tranquilamente seguir soportando su pesada imagen de perdedor.

Enrique Gomáriz es miembro del Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad y de la campaña para el Desarme Nuclear Europeo.

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