EE UU suavizará la norma para prohibir la importación de productos Toshiba
A pesar de las fuertes presiones existentes en el Congreso norteamericano para castigar a la corporación japonesa Toshiba por sus ventas ilegales de alta tecnología a la Unión Soviética, medios judiciales están convencidos de que la orden para prohibir las exportaciones de Toshiba a EE UU será suavizada considerablemente antes de llegar a la mesa presidencial.
Según fuentes del Congreso recogidas por el New York Times Service, este debilitamiento de las sanciones no tiene mucho que ver con la reciente visita a Capitol Hill del ministro de Comercio japonés, Hajime Tamura. Han sido las presiones realizadas por numerosos empresarios norteamericanos, temerosos de verse dañados por la prohibición, las que han hecho recapitular a las autoridades estadounidenses."Hemos recibido llamadas de todo el mundo, de distribuidores, de productores y de compañías norteamericanas, tanto grandes como pequeñas, del sector de los componentes", afirmó un alto funcionario del comité que se dedica a estudiar posibles sanciones relacionadas con las importaciones ilegales. El citado comité acaba de iniciar las sesiones investigadoras sobre las importaciones de Toshiba.
"O la prohibición se suaviza o se le dará un tratamiento totalmente diferente", añadió el citado funcionario, cuya oficina se ha visto inundada por telegramas y llamadas telefónicas de compañías norteamericanas. Incluso en el Senado, donde se encuentra ahora la orden para prohibir las importaciones de la firma japonesa por un período de entre dos y cinco años, los legisladores admiten que la normativa será modificada.
Toshiba, por su parte, está realizando todos los esfuerzos posibles para mejorar su imagen. En los últimos días ha venido colocando páginas enteras de publicidad en los periódicos con este texto: "Toshiba Corporation expresa sus más hondas disculpas al pueblo norteamericano".
Por otro lado, según informa Reuter, el ministro japonés de Comercio afirmó ayer que ya antes de que estallara el escándalo sospechaba que el desarrollo de los submarinos soviéticos ilocalizables estaba relacionado con las exportaciones japonesas a la URSS.
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