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El mal de los cálculos

Futuro prometedor en el tratamiento de la enfermedad en las vías urinarias

Entre las múltiples patologías que pueden asentarse en el aparato genitourinario destaca por su frecuencia y morbilidad la litiasis urinaria (LU). Se engloba en este término la formación o presencia de cálculos en las vías urinarias. Históricamente podemos afirmar la existencia de LU por lo menos desde hace 7.000 años. Su forma de presentación clínica ha experimentado variaciones importantes. Desde los tiempos más antiguos, la localización de la litiasis en la vejiga fue la manifestación más frecuente, pero en nuestro siglo la litiasis localizada a nivel renal y/o ureteral es la que tiene mayor trascendencia, ya que supone el 90% de todas las formas en los países industrializados.

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Los datos de incidencia actual de la LU en España estiman que afecta al 3,8% de la población general. Esto supone admitir que al menos 1,5 millones de españoles sufren a lo largo de su vida un episodio doloroso de origen renoureteral o son so metidos a tratamiento por dicha causa. Esta elevada incidencia supone además el 20% de las consultas urológicas y el 4% de todas las urgencias que se producen en un hospital. Además debe tenerse en cuenta que el 50% de los casos tiene un carácter recidivante.En las litiasis más frecuentes el elemento constitutivo por excelencia es el calcio, de manera que la forma de litiasis cálcica representa aproximadamente el 65% de todas las litiasis. En segundo lugar se encuentran las litiasis por ácido único, que vienen a suponer el 15% del total. La litiasis de fosfato amónico magnésico constituye el 4,3% y las litiasis de cistina represen tan tan sólo el 0,7% al 1 % de las formas de enfermedad.

Hombres

La incidencia global de la LU es comparativamente mayor en el hombre que en la mujer, con una relación conocida de 3 a 1. Sin embargo, de los 20 a los 30 años hay un mayor número de mujeres con LU, mientras que de los 40 a los 60 años se ve incrementado el número de casos en el sexo masculino. Por encima de los 70 la proporción está equilibrada.

Los cálculos de fosfato cálcico apatítico y de fosfato amónico-magnésico constituyen en la mayor parte de los casos los cálculos llamados coraliformes, ya que su forma al adaptarse a las cavidades renales y sus dimensiones recuerdan a las de un coral. Estos cálculos son de naturaleza infecciosa y constituyen la forma evolutiva más grave, ya que inducen a la destrucción progresiva del riñón, con frecuentes recidivas del cálculo a pesar de su extracción.

Existe un gran número de factores generales que inciden en la causa de LU. La presencia de familias de litiásicos debe valorarse con una doble perspectiva: por un lado el papel que juega el peculiar modo de vida de cada unidad familiar reflejada en su alimentación, localidad, hábitos de vida, costumbres; y por otro el factor hereditario, discutible en muchos casos, pero que tiene especial valor en otros.

La alimentación, como puede ser el consumo excesivo de purinas, leche y derivados, aguas ricas en calcio. Los abusos de ciertos medicamentos, como son el ácido acetilsalicílico, los antiácidos y la vitamina C, deben ser considerados en relación con la incidencia de la LU. La exposición al sol representa también un papel no determinado, pero en cualquier caso se admite que un cierto grado de deshidratación con secundario aumento de concentración urinaria constituye un gran factor predisponente para la enfermedad.

El síntoma de debú de la enfermedad en el 80%. de las ocasiones es la denominada crisis renoureteral, mal llamada cólico nefrítico y definida por crisis muy temidas por la intensidad de su dolor. Otras modalidades de manifestación son las lumbalgias atípicas o hematurias (orinar sangre), y en un menor número de casos, aunque no excepcionales, la LU constituye un hallazgo radiológico o analítico en una exploración realizada por otro motivo completamente diferente.

Ecografías

De las múltiples exploraciones que pueden ser utilizadas para el estudio en el diagnóstico de la LU es esencial el estudio radiológico. El advenimiento más reciente de la ecografía supuso un gran avance en el complemento diagnóstico de la enfermedad y la utilización de los isótopos, así como determinadas maniobras instrumentales con soporte radiológico son otras exploraciones complementarias que deben enriquecer y ampliar el diagnóstico en esta forma de enfermedad del aparato urinario. Una vez diagnosticada la enfermedad, su evolución puede seguir tres derroteros distintos, a saber, la expulsión espontánea del cálculo, la recidiva litiásica o la persistencia del cálculo en el interior de la vía urinaria.

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