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Subir la apuesta

Gorbachov ganó con habilidad la primera vuelta de su nueva campaña de reformas. El Comité Central no sólo aprobó su programa sino que también le respaldó políticamente al promover al Politburó a tres de sus principales aliados.Lo más duro puede llegar a partir de ahora. Gorbachov ha propuesto desmantelar para 1990 nada menos que 50 años estalinistas de control centralizado. El Estado ya no fijará los precios de los productos básicos. Moscú ya no dictará la variedad y cantidad de productos que cada empresa debe fabricar. Se estimulará a fábricas y cooperativas para que compitan entre sí. Se podrá despedir a trabajadores, y se podrán cerrar empresas deficitarias.

En su discurso, ante el Comité Central, Gorbachov admitió que los esfuerzos de los dos últimos años por revitalizar la economía habían tropezado con inercias a todos los niveles, e incluso con sabotajes oficiales.

No cabían dudas de que Gorbachov estaba dispuesto a meter mano, y a derramar sangre política si era necesario, para impulsar su programa de reformas pese a la obstinación de los funcionarios del partido. El dirigente solicitó al Comité Central que convocara una conferencia nacional extaordinaria para dentro de un año, a fin de analizar el curso de la reforma radical en la esfera económica y para pulsar el entusiasmo con que el partido y los miembros del Gobierno apoyan los cambios.

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5 de julio

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