La crítica social y política caracteriza al vídeo independiente, según los expertos

El Instituto de Estudios Norteamericanos de Barcelona clausura hoy una muestra sobre el vídeo documental en Estados Unidos, género que productores y realizadores independientes comenzaron a practicar desde 1965, año en que se comercializó el primer equipo portátil de vídeo. Testimonios sobre manifestaciones pacifistas, obras de denuncia social, cintas producidas por colectivos feministas, por minorías étnicas, son algunos de los géneros de estas producciones documentales.

En las mismas producciones no podían faltar tampoco programas sobre las duras secuelas de la! guerra de Vietnam, y que ofrecen una visión de aspectos sociales y culturales de Estados Unidos prácticamente inédita en lo que debería ser el medio natural para difundir el vídeo: la televisión. Los primeros autores independientes del vídeo documental practicaron, frente al medio dominante televisivo, un radicalismo cultural y político que se materializó también en los aspectos formales del lenguaje.No en vano muchos de los primeros realizadores y colectivos utilizaron el vídeo como medio alternativo a la televisión para revelar lo que las grandes cadenas ocultaban y para favorecer un uso social de aquella tecnología que por primera vez escapaba al control y dominio de las grandes fábricas de la producción televisual.

Muchas de esas producciones, paradójicamente, están financiadas con fondos públicos o por las grandes fundaciones privadas. Es ya el cuarto año que el Instituto de Estudios Norteamericanos aborda, por iniciativa de su director, John Zvereff, unos seminarios sobre los medios de comunicación en Estados Unidos, primero con debates y exposiciones sobre la Prensa, la televisión y la radio, y ahora con el vídeo independiente, que constituyen una oportunidad para conocer la historia de la producción audiovisual de un país que sigue siendo líder, al mismo tiempo, de los peores bodrios televisivos y de las mejores producciones independientes; entre ellas, las de periodismo electrónico.

Pacifismo

Días de mayo, tiempo real, de David Cort -uno de los fundadores del colectivo Videofreex-, es la obra más antigua en esta muestra. Producida en 1970, versa sobre una manifestación pacifista en Washington.La cinta más reciente es La enfermedad de los metales duros, una obra grabada en 1985 por el periodista Jon Alpert -que tiene en su haber siete premios Emmy- como investigación so bre la enfermedad de.los mineros de cobalto, realizada para el programa The today show, de la cadena National Broadcasting Company (NBC).

La cinta Cuatro años más es un clásico del vídeo documental. Producida en 1972, obra del colectivo TVTV (formado por Michael Shamberg), cuyos miembros se autoproclamaban "guerrilleros del vídeo", el documental constituye una dura crítica de las clases políticas a través de una grabación con equipos ligeros de la 30ª Convención Nacional Republicana.

El medio quema, del colectivo Ant Farm, de 1975, es, a la vez, crítica y parodia de la televisión, de sus productos y formas de control. Se han exhibido también cintas de feministas, y no falta un documental de una hora sobre los sanfernines, titulado Correr con los toros, realizado en 1978 por Bill y Esti Gallili Marpet.

En medio de la plenitud, de Greg Patt y Jim Gambone (1979), de la University Conimunity Video, de Minneápolis, descubre la pobreza rural en Norteamérica, un testimonio de lo que se ha denominado "pobres invisibles". Blaine Dunlop y Sol Korine grabaron en Hamper Mcbee: masa cruda (1978) el testimonio de uno de los últimos destiladores clandestinos de whisky. Testimonios de ex combatientes de Vietnam, cintas sobre minorías étnicas, como los chicanos, completan, entre otros títulos y géneros, el catálogo de esta muestra, seleccionada por Deirdre Boyle, crítica de vídeo y profesora de la New School for Social Research y del Fordham. University College, en Nueva York.

Los cambios experimentados en la vida social y política durante los últimos años tienen también su reflejo en la decadencia de aquellos primeros ímpetus radicales. "La actual década", manifiesta Boyle, "es mucho más conservadora que la anterior. Y los autores de vídeo documental tienen más dificultades ahora en encontrar subvenciones públicas que los autores de videoarte.