La policía española pagaba a su confidente con cocaína, según sus cómplices
Una mujer propietaria de una boutique de moda en Estocolmo, un camionero que efectúa viajes regulares entre España y Suecia -ambos de nacionalidad alemana occidental- y un taxista sueco comparecieron ayer ante un tribunal de esta capital acusados de introducir y comercializar drogas en Suecia, como miembros de la organización que lidera el alemán Alain Wolfel, de 40 años, que se encuentra en la Costa del Sol española. Todos reconocieron su culpabilidad y confirmaron que este último trabaja como informante de la policía española, recibiendo en pago de sus servicios partidas de cocaína decomisadas por ésta que el alemán supuestamente comercializaba en Suecia y en la RFA.
La hipótesis adelantada a través de sus declaraciones, es la de que la policía española buscaba de esa manera infiltrar la red de traficantes en sus niveles más altos.La mujer, de 27 años, que ha mantenido relaciones con el presunto líder de la liga, del cual dijo haber estado enamorada y con el que tiene un hijo, describió al hombre como un individuo violento y poco equilibrado, que en más de una ocasión la maltrató fisicamente cuando ella intentó rehusar acompañarlo en algunos de sus viajes "de negocios".
Protegiendo a su amante
Cuando el fiscal la interrogó sobre las presuntas conexiones del hombre con la policía española, la mujer en principio se negó a decir nada, evidentemente por temor, pero cuando el magistrado le informó sobre las propias declaraciones proporcionadas por el ciudadano alemán al respecto, la mujer confirmó la veracidad de éstas.Por su parte, el camionero que transportó algunas de las cargas de droga, detalló como ésta se había realizado disimulada con una carga de frutas habiendo pasado la aduana sueca sin problemas.
Confirmó también que el camión con la carga había estado estacionado en un aparcamiento en Rincón de la Victoria, que queda en frente a la estación de la Guardia Civil.
En su último viaje a Suecia, fue detenido cuando ya la policía sueca contaba con la seguridad de que en la carga estaba escondida la droga.
En unas detenciones practicadas en febrero en las que aparecieron implicados un periodista sueco y una cantante de la misma nacionalidad y la ciudadana alemana propietaria de la tienda de modas, comenzó a desenredarse la madeja que ahora se trata de poner en claro.
Entre los miembros del tribunal que entienden el caso, se ha fortalecido la convicción, luego de los interrogatorios de ayer, de que alguna forma de conexión no totalmente aclarada existe entre el sospechoso de la Costa del Sol y algunas autoridades policiales y civiles españolas.
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