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Tensión política en Brasil tras las violentas protestas por los aumentos de precios

Río de Janeiro amaneció ayer en calma tras los violentos disturbios, pasado martes, cuyo resultado fue de 60 personas heridas, al menos 90 detenidas y 100 autobuses apedreados por unas 5.000 personas, que, a lo largo de 10 horas, se enfrentaron a la policía y a tropas del Ejército en protesta por la subida del 50% del precio de los viajes en autobús y de otros servicios. La tensión política se extendió ayer a la capital, Brasilia, ante la magnitud del descontento.

Un total de 19 autobuses fue incendiado y 43 quedaron totalmente destruidos. Un juez que había autorizado el aumento de los precios de los autobuses se volvió atrás en su decisión y canceló el aumento en la noche del mismo martes, cuando en amplias áreas del centro de Ríon se enfrentaban manifestantes y policíaEn Brasilia, la crispación creció a tal punto que el senador José Richa, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, en el Gobierno) y uno de los parlamentarios más cercanos al presidente, José Samey, llegó a proponer la suspensión de los trabajos de la Asamblea Constituyente para que se discutiera la grave situación del país.

"Hay un evidente deterioro producido por la crisis y pérdida de control por parte del Gobierno", afirmó el, senador. "Esa situación puede llevar al derrumbe de la Asamblea Constituyente y es una seria amenaza a la continuidad de la transición, hacia la democracia".

Dos hechos ocurridos en Río en menos de una semana la agresión sufrida por la comitiva del presidente Sarney el jueves de la semana pasada y los violentos disturbios del martes- pusieron en evidencia una situación de descontento por parte de la mayoría de los brasileños. Significativamente, en los disturbios del pasado martes los manifestantes gritaban, más que contra la subida de los precios, consignas en las que se exigía la retirada inmediata del presidente Sarney y la convocatoria de elecciones presidenciales.

Sarney ocupa la presidencia sin haberse sometido a una elección popular: fue nombrado en 1985 por un colegio electoral creado por el régimen militar, bajo el compromiso de permanecer a lo sumo cuatro años en el poder. Hace poco más de un mes, anunció su decisión de quedarse un año más allá de lo pactado. Ese anuncio coincidió con la peor crisis económica que vive Brasil en los últimos 50 años.

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