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Crítica:CABARÉ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los colmillos de la vampiresa

El Café sigue tentando a los ciudadanos con ofertas muy atrayantes: en septiembre se presenta La Otxoa, un transformista vasco del que cuentan maravillas; durante julio y agosto, la encargada de sonrojar y excitar a los noctámbulos estivales es Tona, una hembra de armas tomar que procede, como Loles León, del Paralelo barcelonés, cuna tradicional de grandes artistas del cabaré.Tona va de vampiresa agresiva. Sale como una furia, tiene cara y modales de pantera empecatada, viciosa y dictadora, y comienza su exposición con una versión en castellano del tema de los Kinks You really got me. A continuación se mete ya en harina y empieza a provocar a los señores por decreto ley: salta como una cabra por las mesas, alborota el gallinero, se ensaña con los machos agarrándolos por la solapa, zarandeándolos, pellizcándolos, sacándoles los colores y tentándolos para que también ellos se dejen de miramientos y embistan por donde más duele y gusta. En otro momento ordena autoritariamente a un inocente espectador que salga al escenario, le pone un gabán y un sombrero y le conmina a que la maltrate, la empuje y la tire contra el suelo, cosas que el cuitado realiza, no por vicio, sino por el temor a lo que pudiera ocurrir si se negara.

Piel con piel

Intérprete: Tona. Coreografía y dirección: Tom Olmedo. Arreglos musicales: Amílcar Bufano y Antonio Prió. Vestuario: Antón Poch. Café de Maravillas. Madrid, julio y agosto. El Café de Maravillas se ha decantado durante la presente temporada por el cabaré. Y lo ha hecho con fortuna. Contrataron a Loles León por 15 días, y la bestia de la Loles ha permanecido seis meses a lleno diario, impartiendo procacidades, risas y sustos.

Tona posee una voz extraordinaria de gran vedette internacional. Pero aunque canta en directo, la orquesta va enlatada, lo cual resta espontaneidad. Además, todo el show está huérfano de guión. Los intermedios entre canción y canción no están solucionados y hacen que el espectáculo tenga muchos altibajos. Por otra parte, los números más fuertes de promiscuidad con los espectadores los ejecuta casi al inicio. La gente sigue esperando despropósitos nuevos, pero éstos no llegan, porque Tona se dedica a lucir su voz esplendorosa.

Sólo le hace falta un pellizco de mesura, un guión, unos cuantos mordiscos de más distribuidos a lo largo del espectáculo. Con esas armas, vencerá. Y enseñando los colmillos.

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