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Reagan lleva adelante su plan de proteger a los petroleros iraquíes en el golfo Pérsico

Francisco G. Basterra

Ronald Reagan, con la oposición del Congreso y la incomprensión de la opinión pública, dio ayer la definitiva autorización para aumentar la presencia naval de Estados Unidos en el golfo Pérsico con el comienzo -a mediados de mes- de la protección de 11 petroleros kuwaitíes' que navegarán bajo pabellón estadounidense. Los demócratas advierten que la decisión supone "un riesgo sustancial" de un choque bélico con Irán que podría beneficiar a los intereses de la URSS en la región, mejorando las relaciones de Moscú con Teherán.

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Los dirigentes demócratas del Congreso acudieron ayer al despacho de Reagan y fracasaron en un último intento de retrasar la operación de proteger los petroleros de Kuwait. Nueve barcos de guerra -el acorazado Missouri, dos cruceros, fragatas portamisiles y destructores- estarán dispuestos, a partir del día 15, a proteger la libre navegación en el Golfo, una zona por la que pasa la mayor parte del petróleo que consumen Europa y Japón.La decisión presidencial "es correcta, tiene el apoyo de nuestros aliados, garantizará el libre flujo del petróleo y servirá para contrarrestar un eventual aumento del papel de la Unión Soviética en la zona", explicó el secretario de Estado.

The New York Times reveló ayer que la URSS ha redoblado sus contactos con Irán para garantizar que no atacará a los barcos soviéticos en el Pérsico. El viceministro de Exteriores, Yuli Vorontsov, ha prometido supuestamente en una reciente visita a Teherán que la URSS, si no atacan sus barcos, se opondría a una resolución de embargo de armas a Irán en el Consejo de Seguridad de la ONU.

El secretario de EE UU, George Shultz, resaltó que la operación norteamericana no sólo es militar, sino que tiene también un aspecto diplomático, consistente en el esfuerzo de Washington por hacer pasar por el Consejo de Seguridad una resolución para urgir el alto el fuego en la guerra entre Irak e Irán y la imposición de un embargo de armas a los contendientes si no es escuchado el llamamiento a la paz. Reagan enviará también a la zona a su embajador volante, Vernon Walters.

[Walters salió ayer rumbo a Moscú, donde comenzará una gira para tratar de la forma de poner fin a la guerra del Golfo y garantizar la seguridad del tráfico marítimo en la zona, informa Reuter.]

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La opinión pública y los políticos creen que Reagan no ha explicado convincentemente por qué es necesario aumentar la presencia naval en el Golfo.

Los demócratas temen que lo que se presenta como un ejercicio simbólico de protección de petroleros kuwaitíes, provocado fundamentalmente para contrarrestar a Moscú, que ha alquilado tres petroleros a Kuwait, acabe convirtiéndose en un enfrentamiento con Irán. Los ayatolas de Teherán llevan varios días amenazando al gran Satán norteamericano con propinarle una "costosa lección" en el Golfo, y han enviado a cinco destacamentos de guardias revolucionarios a la boca del Golfo.

La CIA ha advertido que existe una alta probabilidad de que Irán se sienta obligada a responder de alguna forma al aumento de la presencia naval de EE UU" en la región.

El Pentágono cree que las amenazas contra sus buques y los petroleros que naveguen bajo bandera norteamericana existen, "sobre todo de ataques no convencionales". Se están refiriendo a operaciones terroristas que podrían extenderse no sólo a los buques, sino a las instalaciones portuarias de la flotilla de EE UU en Bahrain, o contra objetivos en Kuwait y Arabia Saudí, o secuestros de aviones norteamericanos en Oriente Próximo.

Los miembros de la Alianza Atlántica han negado el apoyo militar directo solicitado por Reagan en la cumbre de Venecia. El Departamento de Estado reveló el martes en el Congreso que España había ofrecido sus barcos, "si la situación empeora", para compensar en el Mediterráneo, con una función coordinadora, algunas misiones de unidades de la VI Flota de EE UU que acudan al Pérsico.

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