La policía reprime a centenares de eslavos de Kosovo en el centro de Belgrado
La policía dispersé en la madrugada del sábado a cientos de eslavos de Kosovo que habían acampado frente a la Asamblea Federal, en pleno centro de Belgrado. Los manifestantes habían recorrido los 300 kilómetros que separan Kosovo de Belgrado para presionar a los miembros del comité central, que deliberaban en el interior de la Asamblea sobre la conflictiva situación de esa región autónoma serbia, poblada por un 80% de albaneses y un 13% de eslavos. Muchos de los manifestantes pedían que se declarase el estado de excepción en Kosovo.La policía yugoslava hizo un poco habitual alarde de sangre fría, dejando a los kosovares manifestarse durante 15 horas del viernes. Al anochecer, los ánimos habían empezado a recalentarse y centenares de personas pedían a gritos a los miembros del comité central, asomados a los ventanales de la Asamblea, el linchamiento de Fadil Hoxha, dirigente histórico kosovar-albanés acusado ahora de haber trabajado a favor de la unión de Kosovo a Albania. Unos 3.000 eslavos abandonan al año sus aldeas en esa deprimida región, unos víctimas del paro, otros del revanchismo albanés.
Las reglas de juego de la manifestación se rompieron cuando los kosovares empezaron a gritar en dirección a los miembros del comité central: "¡Ladrones, fuera, han vendido a Kosovo!". Un manifestante gritó que el presidente Tito, muerto hace siete años, "tuvo la culpa de todo", refiriéndose a la gran autonomía concedida por Tito en los años setenta a la mayoría albanesa de Kosovo, con derecho a bandera, universidad, Constitución, idioma y finanzas propias.
Los miembros del comité central hicieron saber a una delegación de kosovares que habían sido infiltrados por elementos destructivos deseosos de que la manifestación echara a los belgradenses a la calle.
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