Países, productores y consumidores de estupefacientes, discrepan sobre las soluciones al narcotráfico
ENVIADO ESPECIAL, Los países productores de sustancias estupefacientes, especialmente los suramericanos, creen que el apoyo económico internacional para sustituir los cultivos de estas plantas solucionaría en buena medida y a largo plazo el problema, mientras que los países occidentales y desarrollados son reacios a facilitar estas salidas económicas con el argumento de que esos fondos son posteriormente desviados para otros fines o estos recursos son exiguos ante la magnitud de los capitales manejados por los narcotraficantes, según se ha puesto de manifiesto en el contexto de la conferencia internacional sobre drogas que se celebra en viena.
Ésta es la discrepancia real que enfrenta a los países productores de los consumidores, reunidos por primera vez en la historia para abordar el problema de las drogas. La diferencia entre estos países no se demuestra oficialmente en la primera conferencia internacional sobre el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas, que se celebra estos días en Viena, sino que el verdadero problema, exclusivamente de carácter económico, está latente en conversaciones reservadas, generalmente informales, entre los delegados de los 145 países que asisten a esta reunión.El ministro del Interior italiano, Oscar Luigi Scalfaro, declaró ayer que esta conferencia, organizada por las Naciones Unidas, no serviría de nada si no llega a unas conclusiones comprometedoras para los Estados miembros y no existe una seria voluntad política de acabar con el problema del tráfico de estupefacientes.
Planes sustitutorios
Los países productores demandan un apoyo económico de las naciones ricas para sustituir los cultivos de la hoja de coca, en el caso suramericano, "de forma que se puedan llevar a cabo programas socioeconómicos que saquen de la miseria a los agricultores". Extraoficialmente se comenta también que los países productores necesitan apoyos económicos para relanzar su economía nacional debido a las grandes deudas externas que tienen, y cuyos principales ingresos suelen ser producto de las drogas.Estos planes, organizados por las Naciones Unidas para sustituir los cultivos de plantas estupefacientes, algunos ya en marcha en Bolivia, Colombia y Perú, no conseguirán paliar definitivamente la producción según medios occidentales, que argumentan los inmensos intereses económicos de los narcotraficantes y su desconfianza de que los fondos sean realmente destinados a estos fines. Estos medios han precisado a este periódico que en algunas ocasiones las donaciones de algunos países occidentales o los créditos a largo plazo enviados a los países productores han sido destinados en alguna medida a paliar los intereses de su deuda externa.
Otros países, calificados de astutos por algunos observadores occidentales, destinan gran cantidad de fondos para los mencionados planes de sustitución de cultivos siempre que ellos sean los que lleven a cabo los proyectos o mediante intercambios comerciales con los países a los que van destinados, de forma que esas reservas revierten en el país de origen.
Incluso los propios países productores reconocen que la sustitución de cultivos difícilmente acabará con el problema de la oferta debido a los fuertes intereses económicos de las redes del narcotráfico, la protección, que ejercen sobre esos capitales determinadas entidades financieras y la influencia que estos dos factores tienen en las decisiones políticas de algunos Gobiernos, señalándose generalmente a Estados Unidos.
La mayoría de los países productores coinciden en que Estados Unidos realiza un exiguo esfuerzo, tanto económico como humano, para combatir el tráfico de drogas, cuando en otros países más pobres se destina un tanto por ciento mayor del presupuesto nacional a la represión del tráfico de estupefacientes.
Críticas a Estados Unidos
Los países productores critican a Estados Unidos su falta de voluntad política para luchar contra el tráfico de drogas, y argumentan que numerosas avionetas descargan frecuentemente cientos de kilos de estupefacientes en su territorio, especialmente al sur del país, cuando los mecanismos de control podían desarticular con mayor efectividad esos envíos si se les dotara de los medios necesarios.También se alega que los intereses económicos de algunas entidades bancarias de Florida y algunos otros Estados sureños viven exclusivamente de los capitales del narcotráfico.
En esta conferencia participó el ministro español de Sanidad, Julián García Vargas, quien criticó el apoyo del sistema bancario internacional al narcotráfico.
La ONU aprueba un programa especial para el Caribe y América Central
El Fondo de las Naciones Unidas para la Fiscalización del Uso Indebido de Drogas ha acordado apoyar un proyecto de dos años con un presupuesto de 600.000 dólares (cerca de 75,6 millones de pesetas), que ejecutará Interpol.Dicho proyecto está destinado a establecer un sistema de telecomunicaciones en el área del Caribe y en América Central para el control de los estupefacientes y de las actividades conexas con la represión del tráfico de estupefacientes en esta zona. Esta sección de las Naciones Unidas, la Comunidad del Caribe y el Mercado Común del Caribe cooperan también en la elaboración de un programa regional de fiscalización del uso indebido de drogas en las mismas demarcaciones.
El plan, que aún está en fase de determinación y formulación de proyecto, incluirá disposiciones nacionales y regionales relativas al intercambio de información, educación preventiva, tratamiento y rehabilitación y capacitación en represión e interceptación de estupefacientes.
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