'Gora Tarragona askatuta'
Escribo estas líneas exactamente 24 horas después de haber salido por ruedas de una ciudad que pudo haberse convertido en un infierno. El pasado día 4 Jon Idígoras presentó la candidatura de Herri Batasuna al Parlamento Europeo en el aula magna de la facultad de Filosofía de Tarragona. Con tono afable y cordial, casi conmovedor, se mostró como un abanderado de la paz y la democracia: "No estamos a favor de ETA, pero el problema de la violencia es muy complejo. Para nosotros, lo más fácil sería condenar los atentados; no lo hacemos, porque las condenas son hipócritas e inútiles. Lo que hay que hacer es analizar las verdaderas causas de la violencia y ponerles remedio..."; "El verdadero problema es que la mayoría del pueblo vasco rechazó la Constitución, pero se la han impuesto..."; "En el asunto Yoyes hay mucha hipocresía. Si yo fuera un moralista, lo condenaría. Pero desde un punto de vista político, no se pueden permitir las opciones individuales que ponen en peligro y agravan la situación de un colectivo". Seis días después, 360.000 personas votaron su lista; de ellas, 101.000 fuera de Euskadi (40.000 en Cataluña, 3.000 en Tarragona). A una semana de la intervención de Idígoras, la organización en la que milita el candidato de HB a la presidencia del Gobierno vasco y varios de los integrantes de la lista al Parlamento Europeo voló un grupo de tuberías del mayor complejo petroquímico del país, a dos kilómetros de la ciudad de Tarragona, poniendo llamas de más de cien metros frente a las casas de la gente. Nadie se puede hacer ni idea de la locura que podía haber pasado allí. Supongo que la ausencia de movilización popular contra el atentado es producto de ese desconocimiento.
Si no fuera porque lo considero moralmente repudiable (aunque políticamente efectivo, siguiendo la distinción de Idígoras), propondría que se repitiera el espectáculo, aunque cambiando la población habitual que sufrió esas horas de terror por los votantes de la lista que incluye a militantes de la organización que estuvo a punto de hacer saltar por los aires a toda una ciudad. Pero como no puedo ponerme a esa altura, como debo optar por lo moral, no lo propondré. Me conformo con que él venga de nuevo a Tarragona, cuanto antes, con bombo y platillo, para agradecer públicamente los 3.000 votos que obtuvo HB en la provincia. Yo anticipo desde ahora que iré a verle con una pancarta señalando Gora Tarragona askatuta, sí, pero libre de vosotros.-
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