Informes policiales
Los llamados informes reservados de la policía a los que se refiere el defensor de los lectores el 7 de junio, no sólo trascienden normalmente del ámbito policial, sino que tuercen sus objetivos hacia fines espurios. No informan sólo de delincuentes más o menos presuntos, o de sospechosos más o menos potenciales, sino que lo hacen sobre los ciudadanos decentes, tan honrados y dignos como el que más, a quienes el uso indebido de tales informes llega a perjudicar muy gravemente, igual que durante el caudillato.El haber participado en una manifestación cívica contra la OTAN me ha supuesto la descalificación para obtener un empleo en Caixa Galicia. Cuando se celebró aquí el Día de las Fuerzas Armadas, en abril de 1984, tuvo lugar una marcha pacifista, con autorización legal, que transcurrió ordenadamente por las calles coruñesas más alejadas del centro, único recorrido autorizado. Solamente por haber participado en esa demostración civilizada se me hizo objeto de un informe policial, en poder ahora de Caixa Galicia, donde figura corno prueba irrebatible de mí mala conducta la clásica foto comprometedora. Y en ello se ha basado la entidad de ahorro para borrarme de una lista de espera denominada Reserva de Recursos Humanos, verdadera lista de la esperanza a la que yo había acedido tras haber superado varios ejercicios eliminatorios, pruebas, entrevistas e incluso un exhaustivo reconocimiento médico.
El llamado jefe de seguridad de la Caixa, antiguo policía de fulgurante carrera en el franquismo, tiene, sin duda, libre acceso a esos informes diz que reservados. Pero es que la existencia misma de tales informes resulta, por lo menos, absurda, y el uso que se hace de ellos en casos como el mío es sencillamente criminal.-
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