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Crítica:'POP'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Yasuaki, el cosmopolita

El músico poliinstrumentista Shirnizu Yasuaki sólo tiene treinta años y crea una música japonesa universalizada y actualizada, como corresponde al Japón poderoso de nuestros días. Se acompaña de músicos y vocalistas tan versátiles como él mismo que pertenecen a diferentes culturas. El bajista, de formación jazz-rockera, es estadounidense; el batería, camerunés; una de las vocalistas, francesa, como el programador, y otra cantante pasajera, tunecina. Ninguno de ellos renuncia a sus raíces en la expresión interpretativa, fusión inaudita del grupo diverso.Todos cantan según sus propios orígenes e influidos por el resto, sobre todo por Yasuaki, un técnico muy especializado en el polifonismo, abierto a cualquier melodía o armonía étnica, a cuantas músicas imaginables han existido e incluso han sorprendido en este siglo. Mezcla ritmos tríbales, solos de saxo que se multiplican, computarizados, como los coros, y combina fases electrónicas inquietantes, difíciles, si cabe -algunos espectadores desistieron y abandonaron sus butacas-, y partes de jazz acústico de saxo, bajo y batería.

Shimizu Yasuaki Sextet

Shimizu, voz, teclados e instrumentos de viento y percusión; Mali Mango, voz y teclados; Marten Ingle, bajo y voz; Valery Lobe, batería y voz; Amina Annabi, voz, y Thierry Guiot, programador de ritmos. Sala Fernando Rojas, Círculo de Bellas Artes de Madrid.We Are Frank Chickens Kazuko Hohki y Kazumi Taguchi, voces y danza. Sala de Columnas, Círculo de Bellas Artes. Madrid, 9 de junio.

La simpleza de Chickens

El dúo We are Frank Chickens representó en bailes y voces en directo, con la instrumentación grabada, sus piezas narrativas, anárquicas, reivindicativas. Dos chicas, realizadas en la moda y los sonidos británicos, cantan en inglés preferentemente, se disfrazan, se maquillan o narran en rap musical de ritmo funky sus impresiones de la sociedad, la capitalista nipona siempre explotadora, de la liberación sexual, del lesbianismo y la prostitución."No somos especialmente buenas", se dirigieron al público siempre en inglés, "lo que hacemos lo pueden hacer ustedes. Por ahora, somos nosotras las que estamos en el escenario, pero eso se puede arreglar". Y a continuación invitaron al baile mimetizado a un par de espectadores voluntarios.

Su interpretación y coreografía son anárquicas, desenfadadas, poco originales, pero no les falta el sentido crítico y, lo que es más plausible, el sentido del humor.

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