Sustituidos los máximos jefes policiales peruanos en un clima de malestar

El motín protagonizado hace tres semanas por subalternos de tres cuerpos policiales de Perú vuelve a ser actualidad con la sustitución de los más altos oficiales de los tres organismos de seguridad, que pasaron a retiro el pasado viernes, y la reiteración de los uniformados de que el acta suscrita con el Gobierno sigue sin cumplirse. La falta de autoridad demostrada por los altos oficiales de la policía durante el motín ya les había condenado, entre el 15 y el 18 de mayo, en plena insubordinación, a ser destituidos de sus cargos.

Los medios de comunicación locales, sobre la base de cifras no oficiales, señalaban ayer que el pase a retiro de los altos oficiales de la Policía Nacional, de las Guardias Civil y Republicana habría estado acompañado de la renuncia de 20 generales adscritos a las dos guardias. Fuentes citadas en la edición de ayer del conservador El Comercio aseguran que ha sido ordenado el pase a retiro de 200 efectivos más de ambas guardias.El antecedente más próximo de esta situación no es sólo el motín en sí, sino la consideración por parte de los uniformados de que el Gobierno peruano ha incumplido un acta, firmada luego del motín, en la que el Gobierno se comprometía a elevar los salarios según la petición de los policías y las posibilidades económicas del país.

El alza deseada, que era el equivalente a casi 200 dólares (unas 25.000 pesetas), llegó sólo a 40 dólares, por lo que los guardias han reiniciado ahora distintos gestos reivindicativos y de protesta. El viernes 29 de mayo, 15 subalternos y tres oficiales entraron en el Congreso peruano para pedir a su presidente, Armando Villanueva del Campo, que les escuchara. Hubo la consiguiente tensión y las puertas del legislativo nacional fueron fuertemente acordonadas.

El pasado viernes, y coincidiendo con los pases a retiro de la alta oficialidad policial, algunos miembros de dicha fuerza se dirigieron al palacio presidencial para solicitar al primer mandatario peruano conversaciones directas. A su vez, sus familiares pidieron al cardenal Juan Landázuri Ricketts su mediación para que se reinicie el diálogo. Entre tanto, portavoces de los policías advirtieron del peligro de que el descontento no pueda ser controlado.

Por otra parte, el sábado último, el controvertido ministro del Interior, Abel Salinas, rechazó el carácter sindical de los amotinados y destacó el cumplimiento de los acuerdos, anunciando que "dentro de poco vamos a dictar severas leyes para restablecer el orden, cueste le, que cueste", en las áreas del narcotráfico y el terrorismo. La reestructuración de las fuerzas policiales peruanas fue uno de los ejes del plan de gobierno del presidente Alan García, señalado durante su misma investidura presidencial, a mediados de 1985.

En medios extraoficiales se cree que, en el curso de esta reorganización, han pasado al retiro no menos de 300 generales de los tres cuerpos policiales, más de 100 coroneles y varias decenas de oficiales.