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Barbie se enfrenta a los deportados del 'último tren'

Lluís Bassets

El desfile de horrores en que se ha convertido el proceso que se sigue en Lyón contra el nazi Klaus Barbie por crímenes contra la humanidad acaba de pasar por uno de sus episodios más crueles. Después de los testimonios sobre el secuestro de los 44 niños judíos de la colonia de Izieu, deportados y muertos en el campo de concentración de Auschwitz, esta semana han empezado a desfilar los testigos del último tren, nombre con el que se conoce una deportación masiva de judíos y de resistentes franceses realizada pocos días antes de la liberación de Lyón por las tropas aliadas.

Con tal motivó, Barbie ha sido obligado de nuevo a comparecer para confrontarse con los testigos, y de nuevo ha optado por el silencio.En este caso, la narración de los horrores de los testigos se junta a las dificultades dramáticas de la memoria. Si en los casos de la deportación de los niños de Izieu y de la redada de la Unión General de Israelitas de Francia hay pruebas documentales, sendos telegramas firmados por Barbie, en el del último tren hay sólo las narraciones trágicas de los supervivientes que aseguran haber visto a Barbie dirigiendo el embarque de los prisioneros en la estación lionesa de Perrache.

Las contradicciones de las declaraciones de los testigos han sido aprovechadas escasamente por el defensor del ex comandante nazi, Jacques Vergés, que ha querido demostrar así el respeto que le merecían los sufrimientos de los testigos en algunos casos, como el de Francine Gudefin, de 83 años, cruelmente grabados en un rostro deformado por las torturas.

Testimonio de Elie Wiesel

Distinta fue la actitud de Vergés ante el escritor y premio Nobel de la Paz Elie Wiesel que declaró a propósito de los niños de Izieu aportando un testimonio de orden general sobre el nazismo y los campos de exterminio.Wiesel fue deportado a los quince años, pero no estuvo en Francia en aquella época ni conoció a Barbie. Vergés se enfrentó con él cuando intentó que igualara los sufrimientos de los judíos bajo el nazismo con los de los argelinos bajo el colonialismo francés o de los palestinos bajo el Estado de Israel.

La moderación de Vergés, que no ha cumplido todavía ninguna de las grandes amenazas proferidas antes del juicio, está restando por el momento expectación al proceso. Vergés aseguró que sería un proceso contra Francia, tanto por la colaboración con el nazismo y la complacencia de un amplio sector de su sociedad con la política antijudía como por los crímenes de la guerra de Argelia. El abogado asegura que guarda sus mejores cartas para el final del proceso, pero por el momento son los propios acusadores particulares quienes parecen haberle sustraído la iniciativa en algunos de los temas anunciados como tabú.

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La detención y muerte del héroe de la Resistencia, Jean Moulin, evocada amenazadoramente por Vergés, ha suscitado dos nuevas demandas contra Barbie, que teóricamente podrían ser objeto de otro proceso por parte de los representantes de las asociaciones de ex resistentes y deportados.

Según Henri Nogueres -un letrado ex resistente e historiador de la resistencia, nacido en la Cataluña francesa, que habla perfectamente su lengua materna-, estas demandas han sido presentadas "para demostrar la voluntad de los resistentes de terminar con la acusación de que no se quiere conocer la verdad sobre el drarna". Klaus Barbie deltuvo a Moulin gracias a la traición de algún resistente, que Vergés sitúa en las altas esferas de la política francesa posteriora la guerra. Los retrasos sufridos por el proceso de Lyón han sido debidos, según Vergés, al temor a conocer la verdad sobre este caso.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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