Nos come la porquería
Los tendidos de la plaza de Las Ventas están hechos un estercolero. Nos come la porquería. Después de 21 corridas, cubre el graderío una sustancia pastosa, indefinible y repugnante, foco de infección, en la que se pegan los zapatos. Y como hay criaturas de la creación que por la basura se privan, todos los mosquitos de Madrid están en Las Ventas y allí se comen la sustancia pastosa y al público que la pisa.
Todos los años igual. Todos los años la misma desatención al público. En un espectáculo donde la empresa cogestionaria y la cogestora Comunidad de Madrid -que además es propietaria del coso- ingresan millones de pesetas, no tienen la atención mínima de separar esos cuatro duros que pueden costar unos puñados de detergente y pegarle al piso los manguerazos que hagan falta. Pero estamos en período electoral, y conviene que sepan: ¡Señores diputados: un manguerazo, un voto!
Babelia
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