Ya es posible el divorcio
El pasado miércoles, un día antes de comenzar el debate final sobre la obediencia debida, los diputados de la Unión Cívica Radical (UCR, en el Gobierno) y del Partido Justicialista (peronista, en la oposición) coincidieron en aprobar la nueva ley de Matrimonio Civil, que admite el divorcio vincular. Las enmiendas hechas por el Senado eran sólo de forma y no se discutieron. El pleno tardó sólo 40 minutos en votar el proyecto.
Los diputados celebraron de pie y con aplausos la decisión de la mayoría a favor de una conquista considerada histórica en Argentina. Sólo una vez antes, durante el segundo Gobierno peronista, en 1954, el Congreso había intentado legalizar el divorcio. El proyecto aprobado entonces, en medio de una grave crisis que enfrentaba al gobierno civil con las fuerzas armadas y la Iglesia, apenas se pudo mantener en vigencia menos de un año y fue derogada tras el golpe de Estado que derrocó a Perón.
Algunas condiciones políticas actuales reproducen en parte las de aquel momento, aunque el Gobierno de Raúl Alfonsín acaba de superar la mitad de su mandato. La ley de obediencia debida no termina de resolver el conflicto con las fuerzas armadas, y la Iglesia se dispone a resistir el divorcio. El debate ya había sido postergado en la legislatura pasada a petición de la Iglesia para no "perturbar" la visita que el papa Juan Pablo II realizó a Argentina en abril de este año.
La ley autoriza ahora el divorcio, tres años después de celebrado el matrimonio, si la pareja se presenta ante el juez y alega alguna de las causas previstas. Entre ellas se incluyen el adulterio, las injurias graves, el abandono voluntario del hogar, la instigación a cometer delitos y el intento de asesinato. Si la decisión la toma sólo uno de los cónyuges, éste tendrá primero que separarse y después de dos años podrá reclamar el divorcio. Argentina deja de pertenecer así al reducido grupo de países que no tenían ley de divorcio.
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