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DESAPARECE UN GRAN MAESTRO

Andrés Segovia murió el martes, en Madrid, a los 94 años

Elevó la guitarra a la categoría de los grandes instrumentos

"Aquí espero la muerte, sin temerla ni desearla", había declarado hace tiempo Andrés Segovia, citando un poema de Meinard. El intérprete andaluz, de 94 años, reconocido como el más grande guitarrista del mundo, fue quien logró que este instrumento fuese considerado a la altura de otros como el piano o el violín. Segovia falleció anteayer en su domicilio de Madrid, mientras veía la televisión, pasadas las cuatro de la tarde, a causa de un paro cardiaco consecuencia de un edema pulmonar, según informó Manuel Rivera, portavoz de la familia. Se encontraba en compañía de su esposa y de su hijo menor. El cuerpo estará expuesto hoy por la mañana desde las nueve hasta la una, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando (calle de Alcalá, 13), y desde allí se trasladará al cementerio de San Isidro, donde será enterrado.

La noticia de la muerte de Andrés Segovia ha dado rápidamente la vuelta al mundo. A las ocho de la tarde de ayer en Tokio (12.30, hora de Madrid), la Orquesta Nacional de España, en gira por Japón, ofrecía uno de sus conciertos. El guitarrista Narciso Yepes, que acompaña a la agrupación como solista, recibió la noticia por un periodista japonés en un intermedio, y al entrar nuevamente al escenario pidió al público un minuto de silencio en homenaje al maestro, extraodinariamente popular en aquel país. Luego interpretó el segundo movimiento de El concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, en recuerdo del amigo, informa Carlos G. Santa Cecilia desde Tokio. "Le conocí mucho", declaró Yepes a este periódico. "Con la pérdida de Segovia la guitarra pierde su timón. No hay nadie que haya dado más por la guitarra que él", declaró.La noticia del fallecimiento del guitarrista, que nació en Linares (Jaén) en 1893, no se dio hasta ayer por la mañana, por decisión de la viuda. El domicilio de la familia de Andrés Segovia en Madrid, en la calle de Concha Espina, se hallaba a mediodía de ayer flanqueado de periodistas y fotógrafos, mientras iban llegando amigos del artista fallecido.

Restablecido

Entre otros, pasaron los pianistas Luis Galve y Alicia de Larrocha, y el compositor Antón García Abril. El pintor granadino Manuel Rivera, compañero de Segovia en la Academia de Bellas Artes, ofició de portavoz. Informó que la mujer del artista se encontraba "destrozada". A primeras horas de la tarde, el cuerpo fue trasladado al Tanatorio Municipal para embalsamarlo. La viuda, Emilia Corral Sancho, y el hijo menor, Carlos Andrés, no hicieron declaraciones.

Rivera señaló que el guitarrista se encontraba totalmente restablecido de la arritmia cardiaca que padeció el pasado abril y por la que fue internado en un hospital de Nueva York, ciudad en la que se encontraba de gira y donde acababa de impartir unas clases y de actuar en el Carnegie Hall. Rivera añadió que hace pocos días se había reunido con el maestro, para ayudarle en la redacción del discurso que éste iba a leer con motivo del acto de su nombramiento como doctor honoris causa en la universidad Complutense de Madrid. En un momento de esa reunión, el guitarrista le ofreció un whisky, y para sorpresa del pintor, él se sirvió otro.

A primera hora de la tarde de ayer llegó al domicilio familiar procedente de París el otro hijo de Segovia que sobrevive, de los cuatro que tuvo. Rivera señaló que no se le había anunciado en un primer momento el fallecimiento de su padre. Andrés Segovia hijo, pintor de 65 años, llegó poco antes de que condujeran a su padre a embalsamar.

Reacciones

El compositor Joaquín Rodrigo, que escribió por deseo de Segovia la Fantasía para un gentilhombre, segunda de sus obras de mayor éxito, declaró ayer que con la muerte del intérprete se pierde al mayor guitarrista que hemos tenido. Dijo que dos generaciones de guitarristas veían en él a su mentor absoluto.

Personas cercanas al círculo de Segovia señalaron que nunca tuvo cuidados especiales por su salud, y que hasta poco antes de morir seguía viajando en avión y ofreciendo conferencias y recitales. Tras su internamiento en Nueva York, había dicho: "Tengo el corazón cansado".

Desde principios de los años treinta, cuando la carrera de Segovia se consolidó internacionalmente, éste obtuvo por todo el mundo enormes éxitos, gracias a su prodigiosa madurez interpretativa.

Los cuatro propósitos teóricos que siempre le acompañaron los manifestó en muchas entrevistas: redimir la guitarra del folclor; crear un repertorio realmente musical para este instrumento; difundirlo por todo el mundo y lograr que fuese tratado con el mismo respeto que el violín, el piano o el violonchelo, e influir en las universidades y en los conservatorios para que fomentasen su estudio.

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