Retales fin de temporada

Fin de temporada y nueva lluvia de sobrantes de los lotes de Hollywood. La morralla de la gran fábrica nos llega por oleadas y ésta es una de ellas.De las cinco películas arriba indicadas y recién estrenadas en Madrid, sólo el estreno de las dos primeras -El chico de oro y Re-sonator- tiene algún sentido En El chico de oro hay, sin haber buen cine, algún presagio de comercialidad. En Re-sonator nos encontramos con una aceptable obra con mezcla de género terrorífico y de ficción científica. Ambas se dejan ver, si el espectador no va armado de muchas exigencias, pues entonces tampoco se dejarían ver.

Las que resultan poco menos que invisibles, con espíritu exigente o sin él, son las tres restantes. 52 vive o muere es una película impotente, que pretende inútilmente crear una atmósfera angustiosa alrededor de un caso de extorsión. La firma del excelente John Frankenheimer no se nota más que en los títulos de crédito y las actuaciones de los famosos Roy Scheider y Ann Margret no pasan de discretas.

House, una casa alucinante es también una película alucinante, pero por increíble. El terror, la aventura del miedo en la pantalla, requiere fantasía y humor pero ambos brillan por suausencia en una película de mala truculencia y peor desarrollo. Finalmente, Mordiscos peligrosos es una mediocridad vestida de susto que ni asusta ni hace reír, salvo de manera malvada.

Los retales señalados no son los únicos en cartel. Hay otros y se anuncian nuevos. Es éste el preludio habitual de nueltros tristes veranos cinematográficos, sólo ennoblecidos de cuando en cuando por alguna que otra reposición de famosas y menos fámosas películas clásicas.

Las recién estrenadas son películas adquiridas a granel junto a otras de éxito, la oscura escolta de las películas del escaparate hollywoodense. Ni una huella en la memoria para ellas, ningún hueco en nuestra sensibilidad para lo que no tiene volumen, para lo que es apariencia de cine, no verdadero cine.