Espartaco, como es.
Espartaco no estuvo ayer ni mejor ni peor que en anteriores tardes durante la temporada. Estuvo tal como es, muy voluntarioso, valiente, evidenciando sus deseos de agradar. Se traslada entera a otra plaza la faena que hizo al sexto toro en Las Ventas -los mismos pases, los mismos desplantes de pie y de rodillas, el toro cayéndose también- y habría obtenido el máximo premio de las dos orejas y el delirio. Madrid juzga distinto. Madrid-Las Ventas juzga al torero por el toro que tiene delante. Espartaco empieza a ganarse al público en las revoleras, lo enciende cuando se lo lleva con la muleta a los medios, y le contagia el entuasiasmo con que ejecuta la faena. Es fórmula meritoria y válida también para Madrid, pero con toro; no con lo que salió ayer por los chiqueros.
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