Irlanda se pronuncia hoy por referéndum sobre el Acta Única Europea

Irlanda decide hoy, en un conflictivo referéndum nacional, su aceptación o rechazo del Acta única Europea, el tratado ya aprobado por el resto de los 11 países del Mercado Común destinado a acelerar la integración de la Europa comunitaria. El primer ministro, Charles Haughey, advirtió el sábado que un rechazo del Acta pondría en peligro la pertenencia irlandesa a la Comunidad.

Teóricamente, la aprobación no debería presentar problemas. La última encuesta sobre las intenciones de la población, publicada el pasado miércoles por The Irish Times, daba un porcentaje de votos afirmativos del 40% frente a un 21 % de negativos. Sin embargo, la gran incógnita está en los indecisos, que según esa encuesta suman un 39%.El Acta única Europea debía haber entrado en vigor el pasado 1 de enero año tras su aprobación por los Parlamentos nacionales de los doce. Pero, una vez más, Irlanda resultó impredecible.

Un economista local, Raymond Crotty, conocido por su animosidad hacia las instituciones comunitarias, llevó al Gobierno a los tribunales alegando que el Acta era inconstitucional, ya que su título tercero podría poner en peligro la neutralidad irlandesa. De acuerdo con este título tercero, los Estados miembros acuerdan trabajar a favor de una política exterior común y discutir "los aspectos políticos y económicos de la seguridad".

El pasado abril el Tribunal Supremo de Irlanda decidió, por tres votos contra dos, dar la razón a Crotty, y declaró inconstitucional el título tercero del Acta. La decisión del alto tribunal hizo inevitable la convocatoria del referéndum. [El electorado tiene que pronunciarse sobre una cláusula adicional a la Constitución en la que se señala simplemente: "El Estado puede ratificar el Acta única Europea"]

Todos los partidos políticos, con la excepción del Sinn Fein -ala política del Ejército Republicano Irlandés (IRA)- y de algún otro grupo de extrema izquierda, hacen campaña la favor del voto positivo.

Los partidarios del no engloban a una serie de grupos variopintos y heterogéneos, entre los que se encuentran los aislacionistas -que aducen que el Mercado Común ha lesionado la economía irlandesa al aumentar la competencia con el resto de los países comunitarios-, los antiabortistas -para quienes una mayor integración con Europa traerá como consecuencia inevitable la introducción en Irlanda de una legislación favorable al aborto-, y los pacifistas, incluido el Partido de los Verdes de la República Federal Alemana, para quienes una mayor coordinación en política exterior pondrá en peligro la neutralidad de Irlanda, único país de la CE que no pertenece a la Alianza Atlántica.

Incluso la jerarquía católica, cuya poderosa influencia sigue siendo innegable en el país, se ha visto obligada a escribir a todos los miembros del Dail (Parlamento, en gaélico) con un confuso mensaje en el que, de un lado, expresa su preocupación por "las graves implicaciones morales" del Acta (la posibilidad de que se cuele la legislación proabortista) y, de otro, defiende la pertenencia de Irlanda al Mercado Común. El taoiseach (primer ministro) dirigió a sus compatriotas el pasado sábado un dramático mensaje televisivo en el que manifestó que la consecuencia directa de un voto negativo en el referéndum sería la salida futura de Irlanda de la Europa comunitaria. "Sería un desastre económico", manifestó.

Por su parte, el anterior primer ministro, Garret FiztGerald, bajo cuyo mandato Irlanda suscribió el Acta, ha manifestado que un no en el referéndum sería "un acto de suicidio colectivo". Sin embargo, en Irlanda no se puede excluir ningún resultado. El pasado año, más de dos tercios de la población se pronunció en contra del divorcio a pesar de una campafía masiva del Gobierno de FitzGerald a favor del sí.