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Tribuna:LA LEY DE 'PUNTO FINAL' URUGUAYA
Tribuna
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En defensa de un referéndum

El embajador de Uruguay en España, profesor Luis Hierro Gambardella, merece nuestros fundados respetos. Pero, rigiéndose por diferentes coordenadas, dada nuestra diversa extracción política, es forzoso que, en general, hayamos de disentir.En su artículo Para la paz uruguaya -EL PAÍS, viernes 15 de mayo-, dice, con referencia a las actividades de la comisión que integro (recolección de firmas para el referéndum contra la ley 15.848): "Y, aunque parezca una paradoja, este movimiento me parece muy plausible".

¿Por qué habría de parecer paradojal la aceptación, por un representante del Gobierno, del ejercicio de un derecho constitucional?

Claro está que mi pregunta es retórica por cuanto la ley que él tiene la coyuntural obligación de defender como funcionario resulta ser atentatoria contra los fundamentos, no ya de nuestra Constitución, sino de cualquier forma de organización social.

Me ha extrañado sobremanera el violento ataque a los tupamaros en el inicio de su artículo. Los tuparnaros ya han sido juzgados y condenados. Ya han cumplido 10, 12, 14 años de la más dura cárcel que es posible imaginar, tanto que el mismo articulista la califica de "prisión de ignominia"., Ahora, el pueblo, que exigió su amnistía pide con la misma fuerza el castigo de quienes los torturaron. Ésta es la hora de preparar el juicio de los jueces y de los verdugos. Aludiendo a las elecciones de 1984, las califica de "limpias". Pues bien, en esas limpias elecciones, los principales líderes opositores, general Líber, Seregni, por el Frente Amplio; Wilson Ferreira Aldunate, por el Partido Nacional, oportunamente puesto en libertad el uno, dos días después de las elecciones el otro, no tenían permiso del Gobierno para ser electos.

Cuando el Parlamento votó la ley 15.848, ¿estaba realmente libre de decidir? Si lo estaba, ¿cómo pudo aprobar una ley que derrumba el Palacio Legislativo sobre sus cabezas? Sabemos por sondeos suficientemente aireados por la Prensa libre que el 82,4% de los montevideanos apoya el referéndum. Siendo que basta con esto para pulsar la temperatura generaldel país, ¿a qué pueblo representan dichos representantes? No, sin duda, al pueblo que se puso de pie cuando el histórico plebiscito de 1980.

Todo esto es el resultado del pacto del Club Naval. Allí nacieron las elecciones limpias cuyo resultado final es la ley 15.848. Pero no todos los representantes colorados votaron la ley. No todos los blancos. Ninguno del Frente Amplio. Vale decir no todo el Parlamento permanecía psicológicamente de rodillas.

En cuanto al pacto, veamos su valor: el Partido Nacional no estuvo de acuerdo, pero luego votó mayoritariamente la ley. Mala suerte para el Partido Nacional. (Tenemos noticias fehacientes de que sectores progresistas de ambos partidos tradicionales están firmando el referéndum.) El Frente Amplio aceptó en principio el pacto, pero luego se sumó a la oposición. Los cívicos reaccionaron de la misma honrosa manera.

Los políticos que, según Hierro, se quedaron en el país para defender la democracia fueron premiados con el poder. Los que sólo permanecieron medio cerca, como Héctor Gutiérrez Ruiz y Zelmar Michelini (del Partido Nacional y del Frente Amplio, respectivamente), fueron asesinados. Qué causalidad. Qué casualidad que casi no haya habido ciudadanos colorados presos y que, como dice Hierro, sus correligionarios han tenido "el orgullo de no temerle" [al terrorismo de Estado] como el resto de sus conciudadanos.

En cuanto a la preocupación por la responsabilidad que nos compete como votantes, ya desaparecerá el día en que podamos emitir el sufragio desde el exterior, como los ciudadanos los países democráticos..

Osiris Rodrígua Castilla es escritor y compositor uruguayo.

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