El jefe del Ejército argentino critica el proyecto de ley sobre 'obediencia debida'

El jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra argentino, general José Segundo Caridi, criticó ayer las restricciones que impone el proyecto de ley de obediencia debida, aprobado en la madrugada del sábado por la Cámara de Diputados. En un acto celebrado en Mar del Plata con motivo de la celebración del día de la Marina, el general Caridi dijo a los periodistas que "se debía haber avanzado mucho más en el nivel de los oficiales superiores de las tres fuerzas armadas y de seguridad" a los que afecte la ley de Reconciliación, que exime de culpa por los delitos cometidos durante la guerra sucia.

El general Caridi reconoció que el texto propuesto por el presidente Raúl Alfonsín, y que ahora deberá ser discutido por el Senado, "ayuda a la reconciliación", pero añadió que "pudo haber sido más amplia". El texto aprobado deja libres de responsabilidad, por entender que actuaron bajo obediencia debida, a todos los oficiales y suboficiales de graduación inferior a la teniente coronel implicados en secuestros y torturas durante el régimen militar.En un discurso pronunciado en ese mismo acto, el jefe del Estado Mayor de la Marina, almirante Ramón Arosa, aunque sin referirse directamente a la ley de obediencia debida, pidió al país "el olvido de los mutuos agravios", que sólo se obtendrá, según sus palabras, mediante "una decisión inteligente de todos los sectores de la comunidad". El almirante Arosa advirtió que la reconciliación no podrá lograrse "si persiste la irracionalidad y la venganza destructiva en recíprocas cobranzas".

Otra de las escasas definiciones del discurso leído por Arosa acabó con una de las pocas esperanzas que el Gobierno tenía puestas en este día: la Marina, por si quedaba alguna duda, no hará ninguna revisión ni autocrítica de su pasado. Prefiere, dijo Arosa, "la elocuencia de los hechos a la de la palabra".

El jefe de la Armada advirtió a sus subordinados contra aquellos que "estimulan equívocos" en relación a la verticalidad del mando dentro de la estructura militar. Al concluir el mensaje del almirante Arosa, el ministro de Defensa, Horacio Jaunarena elogió la "claridad de conceptos" del jefe del Estado Mayor de la Marina.

El borrador del discurso de Arosa fue reescrito por última vez después de que en la madrugada del sábado el proyecto de ley aprobado por los diputados pasara a la consideración del Se nado. El texto final leído por el almirante fue lavado de definiciones sobre la actualidad. En ningún párrafo se hizo referencia alguna a la crisis militar de la Semana Santa, a los juicios en los que se encuentran todavía involucrados oficiales de la Armada y al proyecto de ley que se debate en el Congreso. Arosa, uno de los altos mandos cuestionados dentro de su fuerza por lo que los analistas llaman la oficialidad joven, se limitó a precisar la importancia de la obediencia debida para que se consolide el mando militar.

El 'caso Cozzani'

La polémica sobre esta ley se inició en el mismo momento de su discusión en la Cámara de Diputados, cuando el cabo de la policía Norberto Cozzani, condenado a cuatro años de prisión por su probada participación en secuestros y torturas durante la guerra sucia, presentó un escrito al Tribunal Supremo de Justicia para rechazar su absolución por obediencia debida. Cozzani aseguraba que quedar libre por esa causa sería para él "una condena moral". La maniobra de Cozzani fue interpretada como el gesto ampuloso de un mandado que estaba dirigido al interior de las Fuerzas Armadas.La cabeza de la sociedad civil gira ahora hacia el debate de proyecto de ley en el Senado. Luego de que el texto permanezca el lunes y el martes en las comisiones de estudio, la Cámara Alta se reunirá el miércoles para la sesión que debe concluir con una votación favorable. El radicalismo no tiene mayoría propia en el Senado pero cuenta con el voto de pequeños partidos provinciales. La especial composición del Senado, que integran dos representantes de cada provincia y de la capital federal, asegura la sanción de la ley.

El sector renovador del peronismo, bloque mayoritario de la oposición en la Cámara de los Diputados, hizo público su temor de que los senadores introduzcan reformas al proyecto hasta convertirlo en una amnistía total. Durante el debate del viernes el jefe de la bancada radical, César Jarovslasky, se comprometió a rechazar cualquier enmienda -"hasta el agregado de una coma"- que aprueben los senadores. El temor del principal partido de la oposición y del que gobierna surge del conocimiento de sus propios legisladores. Los candidatos a ocupar puestos en el Senado suelen ser los dirigentes más antiguos de los partidos políticos, los viejos caudillos que en su mayoría tienen detrás historias de compromisos poco claros con los militares.

Por eso la Iglesia y las Fuerzas Armadas suelen ejercer sobre ellos su intensa presión cuando quieren modificar alguna sanción de los diputados que los afecta. Allí se encuentra demorada, todavía, la ley que establece el divorcio vincular en la Argentina.