Jinetes

Un raro criterio reunió a espectadores diferentes para que saltaran al ritmo galopante de The Long Ryders o bailaran al son electrónico de Aviador Dro y New Order. Los Dro, uniformados con camisas negras e insignias de Lenin, abrieron la noche musical con su inquieto futurismo anárquico. Servando Carballar, mesías, audaz y polifacético, un intérprete histriónico por herencia teatral directa, se rebozó una y otra vez en el tablado y aconsejó a gritos la guerra o la venganza.Stephen McCarthy, una de las tres voces principales de The Long Ryders, exclamó en su despedida: "¡Cómo me gusta España!". Su euforia y la de sus tres amigos era justificada. Estos jinetes pocas veces han debido hacer trotar a tantos seguidores. Ni en sus tierras californianas. Ofrecieron la bronca rockera de la velada a base de guitarras y voces vaqueras. Como casi todos los artistas a lo largo de la semana, hubieron de conformarse con las pésimas condiciones acústicas del recinto y el equipo sonoro presente. Looking for Lewis and Clark inició su final feliz. McCarthy saltó luego y se mezcló entre los espectadores mientras sus compañeros recordaron Black is Black de Los Bravos.

El cuarteto británico New Order animó al baile con sus éxitos Thieves likes us o The perfect kiss con batería acústica apoyada en percusión programada. Su música conceptual de canciones breves pierde en directo lo que tanto asombra en las grabaciones, debido quizá al lugar tan inadecuado.