Un conflicto costoso e inútil
No ha habido negociación de convenio colectivo en Iberia. Sólo se ha negociado el incremento salarial. Y tal vez, por ello, ha sido una negociación compleja. Los contactos entre los representantes obreros y la patronal -el INI en este caso- comenzaron en el pasa do mes de febrero.Los primeros problemas surgieron en marzo. Los sindicatos pedían entre un 7% y un 7,5% de subida salarial. Iberia y Aviaco ofrecían un 5%, ateniéndose a las indicaciones de Economía. Apenas iniciado el mes, los sindicatos convocaron las primeras huelgas en Iberia y Aviaco para los días 27 y 31 de marzo y 1 y 2 de abril. Se trataba más de romper un símbolo que de conseguir estrictamente mejoras salariales.
El día 27 de marzo el transporte público quedó totalmente paralizado con las huelgas de Iberia y Aviaco que se sumaron a las convocadas en Renfe. Al día siguiente, los sindicatos de Iberia convocaban nuevos paros para los días 10 y 15 de abril, justo coincidiendo con las festividades de Semana Santa.
Las primeras voces de alarma se empezaron a oir: la huelga no sólo suponía pérdida por los usuarios de Iberia, sino que, sus efectos comenzaban a dejarse sentir en sectores como el turístico. Representantes hoteleros denunciaban que la huelga del transporte aéreo tenía unas repercusiones de 5.000 millones en el sector. Era la consecuencia de la anulación de multitud de vuelos charter.
Huelga de celo
Porque las discrepancias seguían claramente abiertas -cuando no agudizadas-, entre sindicatos y empresa. Iberia seguía defendiendo a capa y espada el 5% y los sindicatos, fundamentalmente UGT y CC 00, se mantenían en el 7,5%. El 1 de abril, el transporte aéreo quedó paralizado.Las cosas no parecían solucionarse. Iberia perdía, con cada día de huelga, unos 350 millones de pesetas. Aviaco dejaba de ingresar unos 30 millones. En tomo a unos 1.200 millones de pesetas se habían perdido hasta entonces a causa de los conflictos. Cuando Los trabajadores anunciaron la huelga de celo, el caso del transporte aéreo entró en una fase incontrolable. Pero antes, el 6 de abril, Iberia intentó inútilmente romper el tope del 5% para lograr la paza laboral, Ofreció el 5,5% más medio punto no consolidado en salario y vinculado a productividad. La propuesta fue rechazada por los sindicatos, que mantuvieron los paros de Semana Santa. Fue una temporada de intentos fallidos. El temor a la huelga llevó a la dirección de Iberia a ofrecer una subida salarial del 6% más un punto de productividad. El INI rechazó esta propuesta. Y ante la opinión pública aquello no pasó de ser una mera especulación periodística. En aquel momento no convenía dar la sensación de que Iberia cedía, a pesar de que había comenzado ya la huelga de celo, la peor de las medidas que un colectivo puede aplicar y que sólo en revisiones y tareas de mantenimiento no realizadas ha supuesto unas pérdidas de unos 500 millones de pesetas. Si hubiera que hacer un ba lance de la huelga desde un punto de vista puramente económico, el conflicto ha costado, tanto a trabajadores como a la dirección de Iberia, mucho más de lo que hubiera costado la firma del convenio en las condiciones más altas exigidas por los sindicatos.
A todo ello hay que sumar otras repercusiones del conflicto difícilmente cuantificables. La huelga de celo -trabajo de calidad, según la denominación de los trabajadores- ha provocado una contracción en los servicios que se ha traducido en la cancelación de vuelos y en toda una variedad de irregularidades en el transporte aéreo. Desde el 1 de mayo se han cancelado 88 vuelos semanales para adaptar los servicios de Iberia a sus posibilidades reales. Y, paralelamente, han dejado de renovarse unos 500 contratos eventuales.
Hace casi un mes sobre la mesa de negociación estaba prácticamente el mismo acuerdo que ayer fue suscrito. La firma, entonces, no era posible. Ahora, pulverizado por la realidad, el 5% ha dejado de ser un símbolo. Para los sindicatos las condiciones inaceptables hace unas semanas son, ahora, un gran acuerdo. En esta semana, el presidente del Gobierno se entrevistará con Nicolás Redondo. La paz ha sido firmada.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.