Gustavo Villapalos, nuevo rector de la Complutense

El claustro de la universidad Complutense eligió ayer para el cargo de rector a Gustavo Villapalos, por mayoría absoluta de los votantes. El nuevo rector, que sustituirá a Amador Schüller al frente de la universidad madrileña, tiene 38 años y es catedrático de Historia del Derecho y decano de su facultad. El candidato más votado en segundo lugar fue Manuel Díez de Velasco, catedrático de Derecho Internacional y ex magistrado del Tribunal Constitucional.

El nuevo rector obtuvo 323 de los 570 votos emitidos; Díez de Velasco, 184; Carlos Sánchez del Río, 32, y Fernando Díaz Esteban, 7. El escrutinio registró 19 papeletes en blanco y cinco nulas.La elección de Gustavo Villapalos era considerada como segura por un importante sector del claustro, dominado por una mayoría de signo conservador. Los comentarios se limitaban a especular sobre si ganaría en la primera vuelta.

Algunos de los claustrales de tendencia izquierdista se lamentaban de no haber sabido organizarse para intentar que se abriera un debate sobre las candidaturas antes de proceder a la elección, durante el cual pensaban "ir a por todas", en contra de Villapalos. Se había frustrado el proyecto de recoger firmas suficientes para plantear a la mesa electoral tal petición. "Una vez más, damos ejemplo de desunión, mientras la derecha actúa como una piña" afirmaron.

La desunión del grupo de claustales de izquierda, a juzgar por los comentarios de los alineados en la corriente que aglutina UGT, se manifestaría también en el voto. Según éstos, a última hora algunos de los miembros del claustro pertenecientes a CC OO dieron a entender que votarían en blanco porque no veían en Díez de Velasco a su candidato. De este modo se desmentía la supuesta vinculación de la candidatura de Díez de Velasco con el bloque de izquierdas, especie que los partidarios de Villapalos pusieron en circulación nada más conocerse las candidaturas al rectorado. A este respecto, uno de los decanos que convencieron a Díez de Velasco para que se presentara a la élección se lamentaba premonitoriamente sobre las "consecuencias de anteponer la ideología al pragmatismo".

Al exponer su programa al claustro, Villapalos obtuvo una significativa y fuerte ovación, aunque no unánime. Las posteriores felicitaciones y las palmaditas en la espalda del candidato parecían más un augurio del éxito que le esperaba en las urnas que un reconocimiento de la innegable brillantez de su exposición, mezcla del pragmatismo que le caracteriza y de elogio de los valores y tradiciones de la acdemia.