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Adiós a las alternativas moderadas

Los blancos de Suráfrica han escogido el camino de Ian Smith. Con su giro a la derecha en las elecciones generales del pasado miércoles, acabaron con la esperanza de que el conflicto racial pudiera resolverse mediante un cambio constitucional pacífico. En cambio, al igual que Smith y la población blanca de Rhodesia, eligieron cerrar filas contra sus conciudadanos negros y contra el mundo y aferrarse al control de la minoría blanca durante el mayor tiempo posible.Se trata de un proceso que tendrá el mismo inevitable final que tuvo en el país vecino. Tendrá éxito durante un tiempo, pero producirá un ciclo similar de resistencia violenta y represión, con un aislamiento internacional en aumento, que lentamente irá debilitando al país tras haber causado abundantes desgracias y amargura. Por ello, un consternado arzobispo Desmond Tutu declaró el jueves que Suráfrica había entrado en "la etapa más oscura de su historia".

El Gobierno, carente de alguna solución política viable, abandonado por su elite intelectual e inmovilizado por la percibida amenaza de la derecha, tratará de mantener el control mediante la represión, mientras el respaldo a los blancos continúa consolidándose y la posicion de los liberales comienza a ser considerada aberrante y traidora. Esto va a producir una gráfica ascendente de frustración, amargura y radicalización de la población negra.

11 de mayo

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