_
_
_
_
_

La primera empresa privada de la Unión Soviética ofrece psicología e informática

Pilar Bonet

Las consultas psicológicas individuales sobre problemas íntimos, los cursos de lectura rápida y los servicios de un programador de informática en sus ratos de ocio son algunas de las ofertas de la empresa Ornament, la primera cooperativa surgida en la URSS al calor de la nueva legislación, que autoriza y amplía el ámbito de la iniciativa privada.

En un sótano desangelado, situado en un patio de la callejuela Electrica de Moscú, se encuentra el cuartel general de Ornament, que tiene ya más de 900 socios, según nos dice un miembro de la dirección. Los locales, cedidos por el Ayuntamiento, están a medio montar, apenas si tienen muebles y no hay teléfono, pero por aquí desfilan ya innumerables curiosos, ávidos de ganarse unos rublos extra vendiendo sus habilidades, o de compartir simplemente sus hobbies con quienes se anuncian y dejan su número de teléfono en los carteles que cuelgan en el pasillo.Un asesor jurídico y un empleado de turno contestan a las preguntas del público a partir de las seis de la. tarde. Ornament está pensada en principio para el tiempo libre de los ciudadanos, que, por ahora, no pueden, en teoría, renunciar a su actividad en el sector estatal.

Ornament se ha propuesto, por una parte, la tarea de facilitar el encuentro de oferta y demanda fuera del sector planificado estatal (considerado básico y ampliamente mayoritario en la economía soviética), y, por otra, la de bendecir la reunión de ambos factores dando carácter legal a la relación laboral. Así, el productor individual del servicio o el bien de Consumo y el cliente (que puede ser una empresa estatal) formalizan su relación jurídica y financiera mediante los servicios de Ornament. El primero ingresa en la cooperativa (cinco rublos de entrada y otros cinco más de cuota anual), y firma con ella un acuerdo laboral. Ornament, a su vez, firma un contrato con el cliente y responde ante él. Éste está obligado a pagar el servicio por banco, ingresando su importe en la cuenta corriente de la cooperativa, que se queda con un porcentaje y paga otro al Estado.

En el futuro, Ornament ofrecerá instrumentos de trabajo, locales y materiales, pero, hoy por hoy, la mediación de la empresa parece centrarse en un dominio más etéreo y la cooperativa asume funciones más intangibles, canalizando un contacto social privado de otras vías de expresión. Ornament incluye un consultorio de ayuda sociopsicológica que organiza maratones para el desarrollo del hábito de la comunicación; y un zoocentro para la relación de los amantes y propietarios de animales domésticos; y un club denominado Familia Sana, que ofrece a las empresas la posibildad de firmar contratos para ciclos de conferencias sobre salud y sesiones de aerobic y gimnasia al aire libre.

Confusión y ambigüedad

La situación general es confusa y ambigua. Ornament está de hecho funcionando ya, pero entre los temas a resolver está la misma capacidad legal de la cooperativa para asumir las funciones que se ha fijado. Según nos dice el representante de la dirección, este punto debe ser resuelto por el Consejo de Ministros.Ornament se inscribe en la ley de actividades laborales individuales, que ha entrado en vigor este mes de mayo, y en las nuevas disposiciones para las cooperativas. Pero va más allá, según nos explica nuestro interlocutor, ya que Ornament da una especial importancia al fomento del avance tecnológico y la ayuda a los inventores. No en vano, el presidente, I. Garanin, es un ingeniero programador de profesión. Entre las actividades incluidas en la cooperativa se contemplan la innovación, invención y ordenadores, y hasta hay un concurso para el mejor ordenador casero.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Según la agencia Tass, Ornament ha recibido encargos para confeccionar un programa de ordenador individual, para fabricar souvenirs y para organizar un departamento de información en un banco. Nuestro interlocutor afirma, sin embargo, que ningún contrato ha sido firmado aún, pues para ello se necesita la decisión del Consejo de Ministros. La empresa, que deberá autofinanciarse en el futuro, confía en ganar cinco millones de rublos anuales, por lo menos.

"No se puede garantizar que todo funcionará. bien. Somos una entidad de amplio espectro y estamos en etapa de organización", señala el portavoz de la directiva. Ante él aguarda una larga cola de ciudadanos en busca de informaciones. Entre ellos, vestido todavía con la bata blanca de dependiente que usa en la vida real, hay un cantante de rock de largas melenas rizadas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_