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Espectacular intento de fuga de tres de los asesinos de Aldo Moro

Juan Arias

Cinco miembros de las Brigadas Rojas, entre ellos tres de los condenados a cadena perpetua por el asesinato, en 1978, del líder democristiano Aldo Moro -Próspero Gallinari, Bruno Seghetti y Francesco Piccioni-, han estado a punto de escaparse de la cárcel romana de Rebibbia. Estaban encarcelados en la zona de máxima seguridad, separada por un muro de cemento que penetra a tres metros de profundidad en el suelo del presidio.Los cinco brigadistas -los otros dos eran Di Pier Domenico delle Veneri y Francesco lo Bianco- son todos del grupo irreductible, de los que no son arrepentidos ni han querido disociarse de su pasado terrorista. Habían excavado un túnel de 10 metros de profundidad y les faltaban sólo tres metros más para llegar al muro que separa las dos partes de la cárcel.

Para ello habían descendido, tras haber levantado el baño turco de la celda común de Seghetti, Piccioni, Delle Veneri y Lo Bianco, hasta un semisótano por donde pasan los tubos de la calefacción de la cárcel. Allí empezaron a cavar el túnel con herramientas, al parecer, muy rudimentarias, entre ellas, trozos de tubos de acero.

Para despistar a los guardias durante las horas nocturnas en que elaboraban su fuga habían construido una especie de muñecos o espantapájaros que acostaban en sus camastros y cubrían cuidadosamente con las mantas, mientras con las sábanas habían hecho cuerdas para descolgarse hasta el sótano.

Habían fabricado un pequeño ventilador rudimentario, alimentado con pilas de una radio, para cuando les faltaba aire durante el trabajo de excavación, ya que el túnel era sólo de 30 por 40 centímetros. Próspero Gallinari, uno de los nombres más famosos entre los brigadistas, estaba en la celda contigua a la de sus compañeros, pero se sabe que colaboró en la empresa porque en el sótano se han encontrado algunas de sus medicinas, que no toma ningún otro preso. Gallinari lleva un marcapasos y ya se había fugado de la cárcel de Treviso en 1977.

Descubrimiento fortuito

El plan de fuga, que estaba llegando a su desenlace tras más de un mes de fatigas, fue descubierto por pura casualidad. El martes todos los directores de las cárceles de Italia estaban en huelga y con este motivo se dispuso un servicio doble de vigilancia. Un guardia bajó a los sótanos para hacer una inspección. Allí vio colgar del techo unas sábanas, y dio la alarma. Las sábanas atadas llegaban al retrete de la celda número 11 de los brigadistas.Se ha abierto una investigación judicial, al considerarse que no es posible que los asesinos de Moro hayan podido actuar sin cómplices en el exterior.

En el clima de recrudecimiento del terrorismo de los últimos meses en Italia, la fuga de estos brigadistas hubiese podido tener un efecto psicológico importante sobre los otros terroristas aún en la clandestinidad, además de desprestigiar a las autoridades carcelarias y del Estado.

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