Múltiples problemas retrasan la estación espacial occidental
El proyecto de estación espacial occidental, que debería comenzar a funcionar teóricamente dentro de 10 años, atraviesa por un mal momento debido a dificultades de orden diplomático, técnico y financiero. El traslado al 11 de mayo de las dos reuniones de expertos norteamericanos y europeos previstas inicialmente para el 22 y 24 de este mes de abril es la última muestra de los problemas que tiene en estos momentos el programa de estación espacial conjunta, que marcará, según los expertos, un hito en la exploración humana del cosmos.Estos próximos encuentros de norteamericanos y europeos están destinados a preparar un acuerdo intergubernamental que comprometa a los diferentes Estados. También está prevista otra reunión entre la Agencia Espacial Europea (AEE) y la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA) con el fin de redactar un memorándum de acuerdo.
Las difíciles negociaciones entre Estados Unidos y sus potenciales colaboradores de la AEE, de Japón y de Canadá no van a ser facilitadas por las recientes declaraciones del secretario de Defensa, Caspar Weinberger, quien afirmó que Estados Unidos debe renunciar a una cooperación internacional si sus aliados se oponen a la utilización militar de la estación.
"Debemos estar preparados para ir solos en este proyecto si el precio que debemos pagar por esta operación es demasiado elevado", dijo Weinberger en una carta dirigida el pasado día 8 de este mes al secretario de Estado, George Shultz.
Estas declaraciones del secretario de Defensa suponen un fuerte riesgo de ruptura del frágil consenso que habían obtenido inicialmente sobre el tema de la estación espacial Estados Unidos y el resto de países colaboradores tras dos días de delicadas negociaciones el pasado febrero en Washington. Estas conversaciones terminaron con la voluntad expresa de todas las partes de intentar llegar a un acuerdo sobre el concepto, el desarrollo y la utilización de una estación orbital civil.
Canadá hizo saber, por medio de su secretario de Estado para Asuntos Extranjeros, Joe Clark, que retiraría su colaboración de la futura estación si ésta se utilizaba para fines militares.
Problema industrial
Desde una perspectiva técnica, la situación tampoco es muy satisfactoria, ya que el concepto en si de estación espacial está sometido constantemente a revisión por las industrias que colaboran en el mismo. Empresas como Martin Marietta, McDonnell Douglas, Boeing y RockweIl International se están gastando 100.000 dólares (12.700.000 pesetas) diarios para mantener las actividades de sus especialistas que preparan un estudio sobre la posible estación espacial mientras esperan una oferta concreta de la NASA.En contra de las expectativas de las industrias y debido a la vertiginosa subida de los costes del programa, la Casa Blanca aprobó al final del mes pasado un nuevo plan de estación mucho más modesto que los anteriores. A pesar de estar recortado, este plan costará más de 12.000 millones de dólares (más de un billón y medio de pesetas), mientras que en 1984 el precio de un proyecto infinitamente más importante se estimó en 8.000 millones de dólares (algo más de un billón de pesetas).
Algunos especialistas en investigación espacial afirman que la Unión Soviética ha conseguido con la estación orbital Mir una instalación casi tan sofisticada como la que los occidentales tendrán en 1996 si marchan bien las cosas.
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